Qué ver en las Navas del Marqués - Ávila
Comarca: Valle del Alberche y Tierra de Pinares
Las Navas del Marqués
En el Macizo de Guadarrama, al penetrar en tierras de Ávila, se prolonga en dirección suroeste por las sierras de Malagón, Cuerda de los Polvisos, La Paramera, Los Baldíos, La Serrota y la sierra de Villafranca.
En su extremo occidental, el conjunto orográfico enlaza con Gredos y, en su interior, a través de perfiles transversales, se configura el Valle del Alberche, un espacio de atractivos matices y de gran riqueza donde, en su zona nororiental se sitúa la comarca denominada Pinares-Bajo Alberche, marco natural de Las Navas del Marqués.
Espacio natural dominado por pinos y robles, donde el relieve modela un paisaje berroqueño de lanchas y canchales de granito, con riscos de caprichosas formas de erosión.
Desde los altos de Cartagena y Puerto del Descargadero, sus alturas descienden por las cotas de Navazuelo (1642 m) y Cirunalejo (1641 m) hasta los vértices del Cabucillo (1322 m), La Cancha (1315 m) y Peña Rubia (1257 m) entre los pinares del sur. En las afueras, el Risco de Santa Ana (1340 m) y el de Los Dineros (1361 m) en el cercano Alijar.
Entre su patrimonio monumental destaca, el Castillo de Magalia, construido hacía 1540 por Don Pedro Dávila y Zuñiga, al convertirse en el primer Marqués de Las Navas. De estilo renacimiento, la fachada muestra balcones voladizos, ventanas enrejadas y puerta de medio punto, frontón triangular con el escudo de los Dávila y friso en caracteres latinos.
En el cubo del noroeste, se abre una galería gótico-mudejar con balcón de doble arco conopial y amplia ventana de reja plateresca coronada por el escudo del linaje. El del suroeste conserva en su interior dos bóvedas planas.
El castillo ostenta un torreón con muros de gran espesor, cornisa de bolas y troneras. El zaguán es espacioso, con techo artesonado y escalinata de piedra. El patio de honor cuenta con galería de columnas jónicas y fuste liso que, unidas por arcos con escudos en las enjutas, sostienen otra superior con columnas dóricas y arquitrabes tallados. Distribuidos por los muros del castillo figuran varios escudos, cuyas orlas y cuarteles resumen la heráldica del Marquesado. Visita guiada Castillo Palacio de Magalia.
Ermita del Santísimo Cristo de Gracia Con mezcla de varios estilos, se considera que la primitiva ermita puede ser de finales del siglo XV, aunque existe una lápida dedicada a la Virgen María por la juventud de Las Navas, fechada en 1553.
Dotada desde muy antiguo de fundaciones y capellanías, se afirma que fue erigida a instancias del gremio-cofradía de los ganaderos bajo la advocación del Cristo de Gracia, convertido luego en Patrón de la Villa.
El escultor Anicero Marinas realizó, e hizo donación, en 1948, de la artísitica imagen que, desde su capilla, es sacada en procesión durante las fiestas patronales y a la que lugareños y visitantes rinden fervosa devoción. Las obras de ampliación llevadas a cabo entre 1978 y 1981, supieron respetar, fielmente, el vivo recuerdo de los naveros por su tradicional Ermita del Cristo de Gracia.
Iglesia Parroquial San Juan El templo se distribuye en tres naves mediante arcos agudos sostenidos por columnas dóricas, con escudos en sus enjutas. Ante un amplio arco apuntado, con cenefa de bolas, se abre la capilla mayor que forma bóvedas góticas.
El retablo, barroco, muestra escenas bíblicas y las imágenes de San Pedro, San Pablo, San Estanislao de Kostka y San Luis Gonzaga. En el centro, la del Patrón Parroquial, San Juan Bautista y, en lo alto, el crucifijo que estuvo en el Convento de San Pablo. Sobre un altar lateral, el Cristo de la Salud, en talla del escultor Aniceto Marinas. Y en la capilla cercana, la Virgen de la Paz. En el coro, un órgano musical del siglo XVII.
El Convento de Santo Domingo y San Pablo fue fundado por los primeros marqueses de Las Navas, se puso la primera piedra el día de San Pablo de 1546. Entre 1581 y 1610 fue Iglesia Colegial, y en 1751 estableció una Escuela de Gramática. En 1809, José Bonaparte dispuso la exclaustración de los frailes, y en 1812 fue saqueado por tropas francesas, llegadas desde El Espinar.
Finalizada la guerra de la Independencia, los frailes regresaron en 1814, pero en 1837 el convento fue abandonado definitivamente ante la política de desamortización que puso en venta sus bienes. Fue adquirido, por 200.040 reales, por un vecino de Las Navas, quien, en 1845, cedió 'la iglesia, capilla y sacristía' a la Parroquia. Desde 1936 nunca más volvió a su actividad. Leer más»
Situada en el Barrio de la Estación, la Iglesia de Nuestra Señora de la Ascensión data de 1954. Se trata de una iglesia que, por su arquitectura y entorno, evoca un cierto estilo colonial. Su pequeño templo, alzado sobre una escalinata de piedra, consta de una espaciosa nave central de abiertos arcos y luz de vidrieras.
A modo de retablo, ocupa el fondo del altar un grandioso mural sobre la Virgen de la Asunción, pintado por las hermanas Gracia. En sus dos laterales se muestran las imágenes de la Virgen del Pilar, el Apostol Santiago, Santa Teresa, San Juan de la Cruz y la Virgen de Fátima. En la entrada, el venerado Cristo del Perdón y, en el baptisterio, una Inmaculada Concepción.
En el término municipal de Las Navas del Marqués existen 3 conjuntos de Sepulturas antropomorfas excavadas en la roca, que se suponen de época alto medieval.
La primera de estas necrópolis se encuentra situada a 2 Km. de la Iglesia de San Juan Bautista, cerca de la carretera que enlaza la villa con Peguerinos, junto a la llamada ‘curva de la Povea’, y se conoce coloquialmente como ‘La Sepultura del Moro’. El segundo grupo de tumbas se halla a 1 km aproximadamente de éste conjunto. El tercero, lo encontramos a 4 km. de Navalperal de Pinares, en la zona conocida como La Retuerta.
Camino de las Esculturas de la Dehesa Boyal
La zona ha sido elegida para esta propuesta de Museo al aire libre por sus valores naturales y culturales, así como por su cercanía al casco urbano y su 'uso' social continuo y arraigado, como lugar natural de esparcimiento, de tranquilidad y de buen cobijo estival.
Además, la singularidad del bosque frondoso caducifolio, posibilita que las estaciones del año sean asombrosamente cambiantes aquí, desde los rigurosos fríos a los calores estivales moderados, en los que el árbol adapta su foliación y fructificación, dando lugar a un paisaje siempre diferente y siempre hermoso, en el que las Esculturas pasarán a ser un componente fijo en contraste con la variabilidad ambiental.