Caracena, un pueblo con encanto en la provincia de Soria
Comarca: Tierra del Burgo
Caracena
Esta interesante visita al Conjunto Histórico de Caracena nos muestra la riqueza patrimonial de uno de los pueblos con más encanto de la provincia de Soria. Llegar a Caracena es viajar al pasado, una villa medieval a la que se accede, desde San Esteban de Gormaz o El Burgo de Osma, por una única carretera que muere en esta localidad apartada del resto del mundo.
La villa de Caracena se encuentra en la comarca de Tierra del Burgo, al suroeste de la provincia de Soria. Se localiza en las estribaciones de la Sierra de Pela y Picos de Grado, en un macizo calcáreo, a 1.086 metros sobre el nivel del mar, enmarcado por tres cañones: el Barranco de las Gargantas, el Barranco de los Pilones, y el Cañón del Caracena.
El paisaje es sobrecogedor, el pueblo está rodeado por uno de los parajes más agrestes de la provincia de Soria, un paisaje austero pero de gran belleza. Basta con citar el río Caracena o Adante que ha dado lugar al cañón del mismo nombre y que se prolonga hasta Tarancueña. Este paisaje y el patrimonio monumental que atesora es lo que lo convierten en un pueblo lleno de encanto.
Caracena, aparte de su conjunto histórico, conserva restos de sus primeros pobladores de la edad de bronce, así lo demuestra el Yacimiento de Los Tolmos, situado cronológicamente en torno al 1.430 a.C.
El enclave estratégico de Caracena, entre las plazas fuertes de San Esteban de Gormaz y Atienza, condicionó durante largos años su historia, por ser una de las principales marcas fronterizas entre musulmanes y cristianos. Su repoblación por los cristianos se produce en el siglo XI, convirtiéndose a principios del siglo XII en una próspera comunidad de Villa y Tierra. Llegó a contar con más de 20 aldeas en su jurisdicción. A finales del siglo XIV es entregada a la familia Tovar, que la mantiene en su poder hasta la guerra de sucesión de finales del siglo XV.
Los Reyes Católicos, tras confiscar Caracena a los Tovar, entregaron la Villa y sus aldeas a Alonso Carrillo, sobrino del famoso arzobispo de Toledo. Una de las primeras medidas de Carrillo será reconstruir el castillo de Caracena.
El Conjunto Histórico de Caracena conserva de su época medieval las dos iglesias románicas de Santa María de la Asunción y de San Pedro Apóstol (declarada Monumento Histórico Artístico Nacional en 1935) y el castillo, uno de los mejores conservados de la provincia.
La Iglesia de Santa María de Caracena, situada en el arrabal 'de abajo' o 'de Gormaz', muestra la planta clásica del Románico soriano: ábside semicircular con bóveda de horno, tramo presbiterial recto y nave única. Cuando se levanta el templo (s. XII) se adosa a una torre de construcción anterior, situada al oeste, de carácter defensivo, construida con la técnica de encofrado. Destaca su escalera de madera, construida en el siglo XVIII y en la parte exterior del ábside su ventana axial, con decoración en capiteles, arquivolta y chambrana.
La Iglesia de San Pedro de Caracena se encuentra entre las más conocidas del románico soriano, en gran parte por su magnífica galería porticada y por la escultura de capiteles y canecillos. Situada en la zona más elevada del conjunto histórico, camino del castillo, su estructura ha sufrido importantes reconstrucciones a lo largo de la historia, llegando casi a desaparecer su estilo románico original. Afortunadamente, estas obras mantuvieron intactas la galería porticada adosada al sur (s. XII) y la cabecera con sus canecillos.
En el centro de la Plaza Mayor se encuentra el imponente Rollo o picota de Caracena, de estilo barroco. Su ubicación inicial estuvo en la placetuela de la calle La Estrella, a la que se accedía directamente desde la desaparecida puerta principal de entrada a la villa, pero en 1921, tal y como reza en la columna, se trasladó a la plaza Mayor. Funcionó como monumento conmemorativo de la autonomía administrativa de la villa, dependiendo primero directamente de la Corona y después bajo dominio señorial, y como símbolo del poder jurídico, a modo de columna de castigo donde se exponía a los malhechores a la vergüenza pública.
Inicialmente fueron simples postes hincados en el suelo, pero con el tiempo se elaboraron en piedra, decorándose bellamente, como este, que presenta una plataforma cilíndrica escalonada, fuste liso y capitel historiado con cabezas humanas de carneros, junto con la fecha de su construcción (1738). La estructura remata en cuatro cabezas de león salientes, de las que pendían grilletes y argollas para encadenar al reo. El conjunto culmina en un corto fuste terminado en punta cónica.
En la calle que sube hacia la Iglesia de San Pedro se pueden observar la antigua cárcel, de aspecto austero pero formidable y las ruinas del hospital del que tan solo se conserva una hermosa ventana plateresca y dos de sus muros, a punto de caer.
El Castillo de Caracena merece ser destacado por ser una de las fortalezas medievales más importantes de Soria. En su construcción se pueden distinguir dos etapas, aunque se cree que su origen es anterior al siglo XII.
Las primeras noticias que se tienen del castillo corresponden a un pleito en el siglo XII entre los obispos de Osma y Sigüenza. A esta época corresponden los restos de la muralla que recorre el alto. Ya en el siglo XV es tomado y confiscado por don Pedro de Acuña y el señor de Caracena, Francisco de Tovar, que acuerdan su demolición. Es en 1491 cuando el obispo Alfonso Carrillo de Acuña adquiere el señorío de Caracena y es probable que sea entre 1491 y 1496 cuando el castillo es reedificado en su actual configuración.
El castillo de Caracena se encuentra a un kilómetro al sur de la población, en un alto a unos 1150 ms.n.m, entre los dos cortados que forman el Barranco de los Pilones y el de las Gargantas, ambos desembocan en el río Caracena. Las vistas más espectaculares se obtienen desde el Llano del Castillo y desde la difícil subida a los corrales del Chaparral, sobre el Barranco de los Cotos.
Construido en mampostería, se aprecian claramente los restos de la construcción original, una muralla que recorre el alto entre los barrancos y que sirve a su vez de base para la posterior torre del homenaje y el muro norte del recinto interior, ambos del siglo XV.
Cuenta con un doble recinto con foso artificial y un acceso en zig-zag muy protegido. El recinto interior es de planta rectangular con la torre del homenaje en la esquina sureste. El exterior sigue el contorno del interior, con diez cubos huecos con aditamentos artilleros, dos de los cuales flanquean la entrada, no enfrentada a la interior, para dificultar el acceso en caso de asedio. Es posible apreciar aún los restos de salas abovedadas, aljibes y garitones volados.
En las afueras del pueblo se encuentra el Puente románico o Puente Cantos sobre el río Caracena y la Ermita de Nuestra Señora del Monte. Ermita a la que cada tercer domingo de junio se acude en romería, siendo ésta una de las más importantes de la zona.