Mi Vida al Aire Libre - Valladolid
Medina de Rioseco - La Mudarra - Villanubla - Zaratán - Valladolid - Simancas - Puente Duero - Viana de Cega - Boecillo - Sardón de Duero - Quintanilla de Onésimo - Esguevillas de Esgueva - Villavaquerín - Renedo
Delibes escribió:
"Francisco de Cossío, hombre de cachimba y tertulia, sostenía que el sol y el aire devoraban la salud del hombre lo mismo que decoloraban las batas de percal de las muchachas. Mi padre, pese a pertenecer a la misma generación, tenía un concepto más moderno sobre el particular: la naturaleza era la vida y era preciso conservarla y disfrutarla. Él salía al campo en todas las estaciones del año." Leer más»
Medina de Rioseco Medina es ciudad por ser medina mozárabe y porque Felipe IV le otorga este título en 1632. Antes había acogido pobladores desde la Edad del Hierro y fue lugar deseado a lo largo de los vaivenes fronterizos entre musulmanes, leoneses y castellanos.
Desde muy joven recibe privilegios para desarrollar mercados y gran actividad comercial y tiene su propio Siglo de Oro cuando la ciudad se convierte en el mercado mundial de la plata española que llega de las colonias de ultramar. Leer más»
La Mudarra nació como un rincón de Galicia: sus primeros colonos eran emigrantes de aquella tierra, que se asentaron en este páramo de los Montes Torozos, a medio camino entre Medina de Rioseco y Valladolid. Leer más»
Villanubla La leyenda cuenta que Juan II, padre de Enrique IV y de Isabel de Castilla se perdió en aquellos parajes debido a la espesa niebla. Llegó al Convento de los Ángeles, cercano a una pequeña “villa cubierta de niebla”, Villanubla. Leer más»
Zaratán sabe acoger al visitante: lleva una década, hospitalario, abrigando nuevas familias. Con ellas han crecido los parques y las excepcionales zonas deportivas, a las que se llega en un suspiro desde la ciudad. Leer más»
Valladolid es llana, una bendición para el paseante que descubre rincones a pie de calle, portales, arcos, columnas, patios.
Pero también debe atender a las alturas, alzando la vista hacia las torres de la Antigua o Santiago, las fachadas de San Pablo o de la Universidad; llevando la mirada hacia los frentes y balconadas soberbios que el siglo XIX levantó en la calle Santiago, el paseo de Recoletos, Claudio Moyano, Teresa Gil… Leer más»
Simancas recibe al viajero a través de un hermoso puente medieval, hijo del romano que cruzaba sobre el Pisoraca, el viejo Pisuerga del que tomó sus aguas la III Legión.
Allí habitaron los musulmanes hasta que Ramiro I venció a Abderramán II en las llanuras simanquinas. Su viejo fuerte sirvió de cimiento al castillo de los Almirantes de Castilla, los Enríquez, entregado más tarde a la Reina Isabel. Quedaron también en el escudo las siete manos de doncellas del lugar, como recuerdo de la leyenda de las valientes jóvenes que prefirieron mutilarse a ser presas del emir cordobés. Leer más»
Puente Duero Hoy barrio de la capital, hasta 1960 fue municipio con alcaldía. Su esplendor siempre ha estado ligado al puente que vuela sobre el Duero, alto, imponente y, sin embargo, angosto, con apartaderos en su recorrido y con pendiente a ambos lados, que culmina en el centro. Leer más»
A Viana de Cega se viene a vivir o a disfrutar del pinar y el río. El Cega se abre junto a Viana en un cauce ancho, cruzado por un puente de madera nuevo, pero hermoso.
Viana es hoy lugar de casas modernas, pero con la mirada hacia el pinar, hacia la senda usada por caminantes y ciclistas que quieren respirar la esencia a resina, escuchar el cuco, el mirlo o el pinzón, sentir la brisa mecer las ramas de fresnos, chopos y chaparras… Leer más»
Boecillo A Boecillo se viene, hoy, por su modernidad, con el complejo empresarial donde la tierra se confunde con el mundo virtual y el espacio. Se viene a sentir el cosquilleo del juego en el Casino, edificio nobiliario donde la arquitectura se adorna con jardines multicolores. Leer más»
Sardón de Duero Sardón vive el Duero. Aún hay vestigios del encanto del viejo Molino Harinero de Santa Eugenia entre sus piedras abandonadas. Por Sardón pasa el Camino GR 14, acompañando al río, donde también se puede seguir el curso del Canal del Duero, obra con más de 100 años. Leer más»
Quintanilla de Onésimo Quintanilla son dos Quintanillas: la de la vieja estación abandonada, a la que llegaban las cuadrillas de caza (en ella recala Lorenzo, el “otro” Delibes); estación que conserva el marco del viejo reloj, el andén y el edificio habitado hoy por palomas bulliciosas, el descargadero de mercancías, unos metros más allá del cambio de agujas... Leer más»
Esguevillas de Esgueva Esguevillas vive alejado de su río mentor, el Esgueva. Lugar pequeño, que apenas respira el esplendor de su época pujante, cuando mercaderes, ganaderos y viajeros cruzaban el Valle del Esgueva. Leer más»
Villavaquerín Hasta el siglo XVI, La Sinova era caserío vecino a Villavaquerín, el viejo “Uilla Uakrin”, regadas sus lomas suaves por un hermano menor del Esgueva, el arroyo Jaramiel. La Sinova se despobló en favor de Castrillo Tejeriego y Villavaquerín, donde siguió la vida tradicional: agricultura y una pequeña cabaña ganadera. Leer más»
Renedo de Esgueva El “lugar de las ranas” se extendía en aguazales y lagunajos que el Esgueva se encargaba de rellenar con sus crecidas. El valle fértil acogió pobladores desde la Edad del Hierro.
La historia siempre se ha detenido en Renedo para disfrutar de sus campos y su río: villas romanas, caserío visigodo y medieval, probable punta de lanza andalusí, nueva colonia fronteriza cristiana... Y siempre con las labores del vino y la molienda de la harina dando quehacer a sus pobladores. Leer más»
Las Rutas de Miguel Delibes
