El Último Coto - Valladolid
Villafuerte - Renedo de Esgueva - Boecillo - Mojados - San Miguel del Pino - Tordesillas - Bercero - Villalar de los Comuneros - Vega de Valdetronco - San Salvador de Hornija - Adalia - La Santa Espina - Castromonte - Tordehumos - Villabrágima - Medina de Rioseco
Delibes escribió:
"Y ¿eso? ¿Por qué considera usted que es el último? La respuesta es de pata de banco: porque la perdiz silvestre está cada día más recia y, por el contrario, el que suscribe, dentro ya del tobogán, va para abajo y ni sus reflejos, ni sus piernas, ni sus bofes, son los de ayer..." Leer más»
Villafuerte de Esgueva Velosillo se convierte en Villafuerte cuando su señor Garci Franco erige el Castillo.
Todo señor necesita una fortaleza en esos tiempos revueltos - Garci Franco participa en las intrigas del Marqués de Villena para derrocar a Enrique IV -.
El señor de Velosillo abusa de la magra economía de sus campesinos para levantar el castillo.
Con la torre aún en obras hace cambiar el nombre del lugar por uno más imponente, Villafuerte. Leer más»
Renedo de Esgueva El “lugar de las ranas” se extendía en aguazales y lagunajos que el Esgueva se encargaba de rellenar con sus crecidas. El valle fértil acogió pobladores desde la Edad del Hierro. La historia siempre se ha detenido en Renedo para disfrutar de sus campos y su río: villas romanas, caserío visigodo y medieval, probable punta de lanza andalusí, nueva colonia fronteriza cristiana... Y siempre con las labores del vino y la molienda de la harina dando quehacer a sus pobladores. Leer más»
A Boecillo se viene, hoy, por su modernidad, con el complejo empresarial donde la tierra se confunde con el mundo virtual y el espacio. Se viene a sentir el cosquilleo del juego en el Casino, edificio nobiliario donde la arquitectura se adorna con jardines multicolores. Leer más»
En Mojados se decidió el futuro de un imperio, al encontrarse los hermanos Habsburgo y aclarar la autoridad del Rey Carlos. Aquí se citaron los infantes Leonor, Fernando y Carlos y comieron en hermandad. Era noviembre y quizá no escucharon el crotoreo de las cigüeñas sobre San Juan y Santa María ni el bullicio de los aviones comunes saliendo y entrando de sus nidos bajo los aleros de ladrillo mozárabe. Leer más»
San Miguel del Pino De los tres arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel, representados en la Iglesia - transición entre románico y gótico - San Miguel, señor del lugar, ha salido a contemplar el Duero. Pasa el agua crecida y ancha, con el color de tierras y limos que han hecho medrar panes y vinos muchos kilómetros cauce arriba. Leer más»
Tordesillas El Otero de las Peñas Sillares se asoma al río y el río lo vigila bajo el puente. Tordesillas es paso de viajeros, que cruzan el puente a lo largo de los siglos. También es albergue de reyes, infantes y conjuras: Tordesillas está en el centro de las intrigas de la Castilla adolescente. Cuaja como urbe mientras los Reyes Católicos se reparten el mundo con Portugal. Aquí se marca una línea en la Mar Océana y el Nuevo Mundo... Leer más»
Bercero es una sombra serena de su pasado. Tuvo más de mil almas hasta hace cuatro décadas: trabajaban la tierra, levantaban la liebre y la perdiz del campo, sacaban los santos en procesión y echaban al aire “las habas de Bercero”, su canto local más famoso. De aquí salían cestas, cestillos, paneras, sillas y bandejas: “artesanía de Bercero” se dice aun cuando se nota el mimbre bien trenzado y la obra hecha con buenas manos. Leer más»
A Villalar de los Comuneros se acude a respirar historia viva. En la Plaza Mayor, el hacha cerró los ojos de los capitanes del bando comunero. El monolito actual ocupa el sitio que dejó el rollo original, cuando fue resguardado dentro del Ayuntamiento. Su fachada intercambia conversaciones sobre estos episodios con las piedras de San Juan Bautista y la espigada Torre del Reloj, la más vieja del lugar. Leer más»
Vega de Valdetronco tiene un gran anuncio: su vieja ermita, con el esqueleto de los arcos y la espadaña desafiante. Camino del Norte hoy se pasa junto a Vega de Valdetronco, pero antes se iba a Vega en busca del Blanco España, aquel yeso que casaba azulejos o blanqueaba fachadas en el sur. Allí, en “la Mambla” siguen las canteras silenciosas. Leer más»
San Salvador de Hornija guarda las esencias de Castilla en sus pocas calles y casas. Y la iglesia, lo más alto, ha de cederle honores a la modesta ermita, junto al camino, llamando al pueblo vecino, con quien comparte romería. Leer más»
Adalia El pueblo con nombre más musical (“de noble estirpe” dicen que significa) fue famoso por aguas que blanqueaban como ninguna lienzos y telas. Debió tener murallas que hoy, si queda algún resto, se levantan a duras penas, como buena parte del caserío de viejos tapial y adobe: si el viajero quiere plasmar el paso del tiempo, dibuje o retrate los muros y fachadas de Adalia.
El campo de Adalia invita a llegarse a la ermita o al palomar de adobe, hito en mitad de la tierra cultivada. Leer más»
El pueblo de La Santa Espina es muy joven, con apenas 60 años como tal. Pero aguas arriba se levanta el imponente monasterio cisterciense, una obra ordenada por Sancha Raimúndez, infanta y reina, hermana de Alfonso VII. Doña Sancha quería un monasterio donde albergar una de las espinas de la corona de Jesucristo, reliquia llegada de Francia. Leer más»
Castromonte Al castro romano original no le acompaña ningún monte cercano sino el recuerdo del noble Olmundo, leonés que recaló en estos lares y erigió su casa sobre las viejas piedras romanas. Piedra sigue siendo el material de las hermosas fachadas que rodean la Plaza, el corazón del pequeño caserío. Allí se asoman, en procesión, todas las imágenes religiosas del pueblo, en la Rogativa a la “Virgen de la Panadera”. Leer más»
Tordehumos El Otero de los Humos es el mejor mirador desde el que maravillarse con la Tierra de Campos. Tordehumos fue habitado por vacceos, romanos, leoneses y castellanos. Todos buscaban la ventaja de la atalaya natural, del mirador desde el que vigilar el horizonte. León y Castilla porfiaron por Tordehumos hasta la firma de su Tratado, con dos reyes Alfonso. Y la Torre desde la que se enviaban señales de humo creció como castillo. Leer más»
A Villabrágima se entra a través del tiempo. Literalmente: llegar a la plaza supone atravesar bajo un delicioso arco almenado, sobre el que se apoya un reloj de clara esfera. A partir de ese instante, podemos esperar cruzarnos con personajes de cualquier siglo pasado: labriegos, doncellas, donceles o comadres tras los visillos de una casa de soportales, al abrigo de la plaza. Leer más»
Medina de Rioseco es ciudad por ser medina mozárabe y porque Felipe IV le otorga este título en 1632. Antes había acogido pobladores desde la Edad del Hierro y fue lugar deseado a lo largo de los vaivenes fronterizos entre musulmanes, leoneses y castellanos.
Desde muy joven recibe privilegios para desarrollar mercados y gran actividad comercial y tiene su propio Siglo de Oro cuando la ciudad se convierte en el mercado mundial de la plata española que llega de las colonias de ultramar... Leer más»
Las Rutas de Miguel Delibes