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Comarca: Condados y Ducados

Alba de Tormes

Al llegar a Alba de Tormes, llama la atención la secular imagen del puente sobre el río Tormes y la silueta del castillo en el horizonte. Su origen se remonta a la alta Edad Media, si bien su entrada en la historia va ligada a una de las más ilustres familias de la nobleza europea: la Casa de Alba.

La casa ducal más poderosa de la historia de España hizo de esta localidad un auténtico foco de poder e intrigas que brilló con luz propia hasta el siglo XVIII. Así el ducado de Alba transformó la villa en una pequeña corte.

Pero el nombre de esta localidad también aparece inevitablemente unido a la figura de Santa Teresa de Jesús, que recaló en Alba de Tormes en 1571 para fundar el Monasterio de La Anunciación. En él encontró la muerte 11 años después y allí reposan sus restos, visitados por miles de peregrinos.

La villa de Alba de Tormes guarda un interesante patrimonio, que le ha merecido su declaración como Conjunto Histórico.

Llegó a contar con un espléndido palacio ducal, del que hoy se conserva la torre del homenaje del Castillo. Su origen es incierto; en un principio se cree que se levantó como mera atalaya y torre de defensa. Más tarde, en el siglo XV, comienza su verdadera trasformación de la mano de Don García Álvarez de Toledo, Primer Duque de Alba y origen de este linaje.

El castillo se convierte bajo el Gran Duque de Alba, Don Fernando Álvarez de Toledo, en una fortaleza palaciega que acogió una ilustre corte renacentista. Disponía de seis torres decoradas con mármoles y pinturas murales como las que se conservan en la Torre del Homenaje, unos frescos que muestran pasajes de la batalla de Mühlberg, pintados por Cristóbal Passin y Miguel Ruíz de Carvajal.

Tras el esplendor, el castillo sufrió los avatares del tiempo, luchas y enfrentamientos, principalmente de la Guerra de la Independencia, que redujeron su tamaño de forma considerable. Un espectacular mirador en lo alto ofrece espléndidas vistas de los alrededores.

El cerco de la Muralla ha desaparecido aunque aún hoy quedan restos de las obras de fortificación y de los cubos o torres que jalonaban el lienzo, como por ejemplo, El Torreón o Turrión. La muralla tenía cinco puertas y varios portillos que desaparecieron en el derribo de la cerca y, tan sólo, se recuerdan algunos de sus nombres: del Río, del Campo, del Salitre, de la Corredera, de Terreros, etc.

La aparición del Puente sobre el río Tormes se debe a la posición estratégica de Alba de Tormes en la Baja Edad Media. En un primer momento resultó imprescindible para consolidar el proceso repoblador de las tierras al sur del Duero. Posteriormente, se convirtió en una encrucijada de caminos y de vías pecuarias por donde circulaban arrieros, trajinantes y pastores trashumantes.

Se puede considerar que el Puente medieval fue construido sobre un puente originario de época romana sobre el que circulaba un ramal de la Calzada romana de la Plata que unía Piedrahita con la capital salmantina, algunos estudiosos afirman que era conocido como Puente de San Jerónimo.

La Iglesia de San Juan constituye la muestra más destacable de la arquitectura románico-mudéjar, siglo XIII,  que se conserva en la provincia, siendo una de las siete iglesias con que cuenta la villa en la actualidad y de las 18 que a lo largo de la historia llegó a tener Alba de Tormes, de las cuales, al menos 5 fueron construidas en el mismo estilo, aunque hoy sólo se conserva la de Santiago, probablemente la más antigua de todas.

La capilla Mayor cobija la obra más importante de la iglesia, verdadera joya de la escultura románica. Se trata de un espléndido Apostolado en piedra arenisca policromada que ha sido fechado hacia 1200. Aunque se desconoce su original emplazamiento, probablemente formando parte de una monumental portada. Formado por trece esculturas, Cristo en el centro y seis apóstoles a cada lado.

La Iglesia de Santiago fue construida en estilo románico-mudéjar a finales del siglo XI o a lo largo del XII. El Fuero de Alba menciona las reuniones que celebraba el Concejo a su puerta porque las casas concejiles lindaban con el templo.

Los elementos constructivos más relevantes se concentran en el ábside decorado por tres filas de arquerías ciegas. Esta pequeña iglesia está protegida como Bien de Interés Cultural con categoría de monumento desde 1996.

La Basílica inconclusa dedicada a Santa Teresa de Jesús remonta su origen al año 1898, cuando el 15 de octubre de dicho año, el Obispo de Salamanca, comprobando la insuficiencia de la Iglesia del Sepulcro de Santa Teresa de Jesús para tanta multitud reunida, gritó ante todos: ‘Santa Teresa pide un templo y no podemos negárselo’.

A poca distancia de la villa, en la vega del río Tormes, fundó Alfonso VII en el siglo XII el Monasterio de San Leonardo para los monjes Premostratenses, que tras abandonarlo en el siglo XV, a instancias de don Gutierre Álvarez de Toledo, Arzobispo de Toledo y señor de la villa de Alba de Tormes, pasó a la orden de los Jerónimos.

El monasterio fue adquirido por particulares en el proceso desamortizador del siglo XIX hasta que en 1962 se instaló la comunidad religiosa de la congregación del Corazón de Jesús. Tras una magnífica restauración fue transformado en Seminario y hoy alberga el Museo de Prehistoria del Padre Ignacio Mª Belda. Los restos del antiguo conjunto monacal fueron declarados monumento histórico-artístico en 1931.

El Museo del Padre Belda alberga una de las mejores colecciones privadas de la región, compuesta por más de 5.000 fósiles, minerales, piezas arqueológicas y objetos etnográficos procedentes de todo el mundo.

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