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Monumento emblemático de la arquitectura militar andalusí

Comarca: Ribera del Duero Soriana

Gormaz

La Fortaleza Califal de Gormaz se encuentra a 64 kilómetros de Soria. Este bastión está considerado como el de mayor tamaño de todo el occidente europeo, levantado en su tiempo.

La fortaleza, visible desde muchos kilómetros de distancia, se asienta sobre la estrecha y alargada meseta de un cerro de la localidad de Gormaz, a escasa distancia de la margen derecha del río Duero, frontera natural entre cristianos y musulmanes a lo largo de mucho tiempo.

La existencia a sus espaldas de un puente sobre el río, la capacidad para dar acomodo a una nutrida hueste y su posición elevada, permitiendo controlar un extenso territorio, la conviertían en una formidable base de operaciones para cualquier ataque hacia el Norte.

La información que nos proporcionan tanto las crónicas cristianas como las musulmanas indican que fue plaza muy disputada y que cambió de manos en diversas ocasiones a lo largo de los siglos IX al XI.

Tanto el sólido aspecto de su construcción como su envergadura y, sobre todo, distintos detalles constructivos y formales permiten afirmar que lo principal de sus estructuras se debe a manos musulmanas y en concreto a la acción de un potente estado como era el de los emires y califas omeyas de Córdoba.

Tras la definitiva conquista cristiana por parte de Fernando I de León en 1060, la fortaleza estuvo en tenencia por diversos señores, entre otros Rodrigo Díaz de Vivar ‘el Cid’, y aún en el siglo XIV, con motivo de las guerras de Pedro I, fue objeto de importantes obras de reparación y reconstrucción.

El castillo tiene forma irregular muy alargada, adaptada a la plataforma del cerro en que se asienta. Se desarrolla en dirección este-oeste con más de 380 m de frente, mientras su dimensión máxima norte-sur no sobrepasa los 63 m en el punto de mayor anchura llegando a tan sólo 17 en el lugar más estrecho.

Sus murallas están reforzadas con 27 torres, casi la totalidad macizas, que presentan muy poco saliente respecto de los lienzos, como suele ser habitual en las fortificaciones primitivas islámicas de la Península. En gran parte del castillo existen evidencias de una fortaleza anterior, de iguales dimensiones y trazado. De esta primera construcción apenas quedan restos.

El acceso principal al castillo siempre se hizo por el frente sur, pues aparte de que la ladera es más suave por ese lado y el soleamiento mayor, evitando hielos en el camino de subida, el puente que con él comunica se encuentra en ese lado.

Se ha venido aceptando la existencia de al menos dos puertas en el castillo califal, aunque incluso se ha apuntando la existencia de una tercera en donde en época posterior se abrió la que hoy se usa como acceso habitual. Existen además dos poternas abiertas hacia el norte, una prácticamente enfrente de este último acceso y otra dentro del alcázar.

La puerta principal del castillo se abre en el lado sur, en un frente de muralla de 16 metros. Construcción realizada en piedra labrada sin refinamiento, dejando gruesas juntas que se rellenan con mortero de cal.

Detrás de la puerta queda un espacio o hueco que permitía a los defensores hostigar a quien se arrimara a ella sin poder ser batidos por los atacantes a cierta distancia. Este dispositivo es lo que se conoce como una buhera o buhedera, muy utilizado en la arquitectura militar, tanto cristiana como musulmana.

Lo más llamativo de esta puerta es el arco exterior, presenta forma de herradura con un trazado típico de los arcos califales, todo un símbolo de inequívoco de adscripción cultural.

Separado por un foso del recinto amurallado, hoy cubierto, se encuentra el alcázar. En él encontramos la torre de Almanzor del siglo X, la sala de armas, la Torre del Homenaje con aparejo y ménsulas califales reutilizadas y que hace de puerta de entrada al alcázar, una poterna califal hacia el norte y los restos de un aljibe.

A media ladera del cerro se encuentra la Ermita prerrómanica de San Miguel, en su interior alberga frescos románicos, en muy buen estado de conservación, que se fechan a comienzos del siglo XII. Estas pinturas se atribuyen al mismo taller que trabajo en la ermita de San Baudelio de Berlanga y en la Vera Cruz de Madereruelo en Segovia.

Fuente: Departamento de Arqueología del CSIC.

Fortaleza califal gormaz mini1

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