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Comarca: El Bierzo y Los Ancares

Cacabelos

La localidad de Cacabelos se encuentra en el corazón del Bierzo, en un hermoso valle junto a la ribera del río Cúa rodeado por los montes de León, Ancares, La Cabrera y un mar de viñedos.

Los datos más antiguos sobre el poblamiento de Cacabelos se remontan al Paleolítico, como atestiguan los restos hallados en las terrazas del Cúa.

Más abundantes son los que pertenecen a la Edad del Bronce y Segunda Edad del Hierro de la cultura castreña, representada por los Castro Vizcaíno y, sobre todo por Castro Ventosa, donde tradicionalmente se ha situado la Bergida prerromana como mencionan Floro y Osorio, relatores de las guerras contra los astures.

El intenso proceso de romanización de la comarca queda reflejado en la aparición de Bergidum Flavium, ciudad que algunos sitúan a la altura del actual cementerio de Cacabelos, y a la que mencionan Ptolomeo y el itinerario de Antonino. Bergidum, fue el centro administrativo de los numerosos yacimientos auríferos que los romanos explotaron en el Bierzo.

Cacabelos se menciona por primera vez en el siglo X, en la donación de Bermudo II al monasterio de Carracedo. En el año 1108, Diego Gelmírez, arzobispo de Santiago, lo reconstruye y erige su iglesia de Santa María. Tras varias disputas con el Arzobispo de Astorga, finalmente Alfonso VII donó en 1138 la villa al arzobispo de Santiago, pasando a pertenecer a la diócesis compostelana hasta 1890.

La villa, en pleno Camino jacobeo, creció de forma ininterrumpida durante la Edad Media, como atestiguan el gran número de iglesias y hospitales.

En el siglo XV Cacabelos se integra en el marquesado de Villafranca. El siglo XIX se inicia con la guerra de la Independencia. Aquí, en los primeros días de enero de 1809, se enfrentaron ingleses y franceses. Más tarde, con la desaparición de los señoríos jurisdiccionales, Cacabelos se convertiría en municipio, integrando a los pueblos de Quilós, Arborbuena y Pieros.

Lugares de Interés en Cacabelos

En la Plaza de San Lázaro, situada a extramuros de la villa, se construyó en la Edad Media un hospital que se mantuvo en pie hasta el siglo XVIII. En el mismo solar que ocupaba el hospital y su capilla, hoy se levanta esta plazuela, en la que se muestran interesantes ejemplos de arquitectura popular.

La Ermita de la Vera Cruz fue reconstruida en 1590 por el cascabelease Don Mateo Chicarro. Años después, tras las mortíferas pestes de 1599, su patrono le cambiaría la advocación por la de San Roque, santo protector contra la peste. Desde esta fecha hasta la actualidad ha sido preciso reedificarla en varias ocasiones, siendo la última la del año 1789.

En su interior, junto a la imagen de San Roque, existen dos altorrelieves de madera policromada del siglo XVIII, que representan a San Gil de Casayo y San Herberto de Cerdeña, ambos procedentes del monasterio de Carracedelo.

Desde la Edad Media, la Calle Santa María es la más notable de la villa, espina dorsal en la que confluyen todas las calles y callejas del casco urbano. En sus extremos se abrían las dos puertas más importantes de la cerca: la de Cimadevilla y la de San Andrés, la primera junto a la actual ermita de San Roque y la segunda próxima al templo parroquial de Nuestra Señora de la Plaza.

Es la calle que conserva los mejores ejemplos de arquitectura culta, religiosa y civil, y que durante siglos vieron pasar riadas de peregrinos. Son casas y casonas, muchas de ellas barrocas, que blasonan sus fachadas con excelentes labras heráldicas.

De la primitiva iglesia parroquial de Santa María consagrada con todos los honores por el arzobispo de Santiago, Diego Gelmírez, en 1108, solamente permanece en pie el ábside románico ya que en el siglo XVI se reedificó casi en su totalidad.

Posteriormente, sufriría importantes reformas como la construcción de una nueva torre neorrománica en 1904. En el exterior sobresalen el ábside románico, la torre neorrománica y una imagen pétrea de la Virgen del siglo XIII, en el óculo del tímpano de la portada.

En el interior hay que significar además de una inscripción romana, la capilla románica, un Cristo crucificado del siglo XIII y varias tallas del siglo XVII, entre ellas la titular del templo: la Virgen de la Asunción, excelente talla de la escuela de Gregorio Fernández, y la de San Isidro labrador.

Desde época romana existió en Cacabelos un puente de fábrica para cruzar el río Cúa, pero las limitaciones técnicas, la evolución de la trama urbana de la villa, la acción del tiempo y de los hombres y sobre todo las grandes crecidas del río han impedido que llegara hasta nuestros días.

En la actualidad, el Puente Mayor, con sus seis bóvedas de sillería, es obra de los siglos XVI y XVIII y uno de los más monumentales y mejor conservados de la provincia.

En sus inmediaciones tuvo lugar la famosa Batalla de Cacabelos entre las tropas francesas e inglesas el 3 de enero de 1809, y en la actualidad se ha habilitado, aguas abajo, una excelente piscina fluvial aprovechándose del muro de la antigua fábrica de luz.

A la salida de la villa, tras pasar el puente mayor y el de los molinos, se encuentra el Santuario de las Angustias. Se tiene constancia documental de la existencia en este mismo lugar de una ermita dedicada a la Virgen María, sin embargo tanto el edificio actual como la mayoría de retablos, imágenes y pinturas son del siglo XVIII.

En el camarín, se encuentra la imagen de la ‘Virgen de la Quinta Angustia’ y entre sus siete retablos destaca el mayor, obra de Miguel Nuñez y Juan de Solorzano. Ambos del siglo XVIII.

Entre sus piezas de mayor interés artístico destacan una pintura de la 'Virgen de la Leche', el relieve del 'Niño Jesús intercambiando unas cartas con San Antonio de Padua' y el órgano, procedente del monasterio de Carracedo.

En las proximidades de donde durante muchos siglos estuvo el hospital de Santiago y alrededor del santuario de las Angustias se ha construido un moderno y magnífico albergue, recogiendo la hospitalidad tradicional de la villa.

A la izquierda del Yacimiento Arqueológico de Castro Ventosa y del caserío se encuentra, sobre un pequeño altozano, la Iglesia de San Martín de Pieros, con su planta de cruz latina. De fundación medieval, fue consagrada por el obispo Osmundo, de Astorga, en el año 1086.

Conserva de esta época parte de sus muros perimetrales, la portada septentrional y la lápida fundacional, lo demás se construye en los siglos XVI y XVII. En su interior destacan, por su mérito artístico, la talla de San Martín a caballo y una talla románica de canon corto.

Para finalizar, podemos acercarnos al Museo Arqueológico de Cacabelos M.A.R.C.A., alberga la colección formada en 1964 por iniciativa de D. Eumenio García Neira.

El Museo se encuentra en pleno Camino de Santiago, en uno de los edificios más emblemáticos de Cacabelos, construido en 1892 y destinado a bodega durante la primera mitad del siglo XX.

En su restauración se han conservado los doce tinos de almacenaje, el sótano donde se ubicaba el lagar y la hermosa balconada.

Fuente: Ayto. Cacabelos

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