Datos básicos del sendero:
Fuentidueña
Este sendero que parte de la villa medieval de Fuentidueña asciende a uno de los picos más altos de la comarca, el Cerro de San Blas situado a 1014 metros de altitud.
La subida a esta atalaya rocosa sobre el río Duratón empeña una dificultad media que merece la pena realizar por la recompensa en forma de impresionantes vistas que podemos apreciar desde su mirador:
A nuestros pies una frondosa ladera rocosa poblada de encinas y quejigos que llega hasta el Embalse de las Vencías, a la izquierda el cañón, a la derecha la villa de Fuentidueña con su rico patrimonio, al sur la sierra de Somosierra, al oeste el mar de pinares que da nombre a esta tierra y al norte las llanuras de viñedos de la ribera del Duero.
'Y todo envuelto por una sensación de serena placidez y tiempo detenido'. Como indica el escritor Ignacio Sanz.
Iniciamos la ruta junto a la Iglesia de Santa María la Mayor en la villa de Fuentidueña. Salimos del pueblo cruzando el Puente de Piedra sobre el Río Duratón y tomamos a la derecha una pista asfaltada que transcurre por la izquierda de un área recreativa con frontón y campo de fútbol. A nuestra derecha, en lo alto del pueblo el camino de las bodegas se dirige hacia las Ruinas y Necrópolis de San Martín.
A escasos metros la carretera se convierte en camino dejando a nuestra izquierda la Cueva de la Cantera (prohibido el paso a toda persona no autorizada) y a unos 600 metros nos encontramos una bifurcación señalizada indicando el camino a seguir. 'Ruta hacia el Mirador del Cerro de San Blas'.
Este camino de la izquierda, que discurre entre viñas y tierras de labor, nos conducirá en ligera pendiente por el fondo del valle hasta una senda que encontraremos a mano derecha también señalizada.
Estamos en la mitad del recorrido y es en esta parte donde empieza la verdadera ascensión al cerro. El primer tramo es el más pronunciado, la senda asciende en zig zag para salvar la pendiente (si se decide hacer el recorrido en bici, la bajada es muy divertida).
Durante el ascenso podemos ver a nuestra izquierda los restos de la Ermita de Santa Cruz, donde se encuentra también la fuente del mismo nombre. Seguimos ascendiendo, y entre repecho y repecho, encontramos varios tramos llanos ideales para recuperar fuerzas. Entre la vegetación veremos, almendros, encinas, quejigos, tomillo, lavanda... Ya estamos cerca del final del recorrido pero antes, a unos 700 metros de nuestro destino, apreciamos una panorámica de Fuentidueña que nos animará a seguir subiendo.
El esfuerzo vale la pena, las vistas que se aprecian desde el mirador son espectaculares. Al fin y al cabo el recorrido tampoco ha sido tan duro. La vuelta se realiza sobre los mismos pasos pero hay que estar pendiente en la bajada de no seguir un camino que nos desvía hacia la ermita de Santa Cruz.
El sendero se puede completar con la visita a esta villa declarada Conjunto Histórico Artístico.
Descanso y relax