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Qué ver en la ciudad de Ávila

Comarca: Ávila y Alfoz

Ávila Capital

En 1985 Ávila es declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y es que a primera vista la ciudad de Ávila nos remite a un glorioso pasado histórico, no hay nada más que mirar sus monumentos, sus edificios, su emblemática muralla... indicadores que el tiempo perpetúa y que ofrecen todo su esplendor y belleza al visitante.

Pero al margen de todos los datos artísticos e históricos que en posteriores líneas se reseñarán, Ávila invita a pasear por sus calles para descubrir la belleza singular de sus múltiples rincones, para saborear las múltiples, variadas, generosas y exquisitas tapas, acompañando a refrescos, cañas, o degustar los ricos alimentos de la típica cocina castellana.

Por la noche la ciudad , sin perder su calma se vuelve bulliciosa, y son muchas las oportunidades para divertirse en los numerosos locales abiertos para tal fin.

Para los amantes del deporte la ciudad guarda una grata sorpresa: el Complejo Naturávila, en la finca del Fresnillo, a 3 kilómetros de la ciudad, que dispone de un excelente Campo de Golf, y dónde además se pueden practicar deportes como: equitación, tiro con arco, paddle, tenis, deportes naúticos, quads, etc.

La mitología atribuye la fundación de la ciudad a Hércules, quién le daría el nombre de Obula en honor a su madre, pero los primeros vestigios de población que pueden atestiguarse se relacionan con las tribus celtas; concretamente con los vettones, que se instalarían alrededor de la ciudad actual aproximadamente sobre el año 700 a. C. (Castros de Ulaca, las Cogotas y Chamartín), asociados a ellos aparecen los míticos verracos de granito, diseminados por la provincia. Leer más»

HISTORIA - ÁVILA CAPITAL

Durante la plenitud romana, Ávila formaría parte de la Hispania Ulterior primero y de la Lusitana de Augusto después. Huellas de esta presencia se encuentran en los hallazgos arqueológicos (monedas, urnas funerarias, cerámica), y en la propia muralla, al parecer edificada sobre restos de una anterior muralla romana, en la que pueden observarse piezas de la necrópolis.

Desde el siglo III de nuestra era hasta la toma de Toledo, la historia de la ciudad es oscura, pero sintetizando podemos afirmar que Ávila es 'tierra de nadie', quedando prácticamente despoblada.

Una fecha es clave en la historia de la ciudad: el año 1085, cuando Alfonso VI conquista Toledo y encarga a su yerno, Raimundo de Borgoña, la repoblación de la parte meridional del Duero. La ciudad empieza a configurarse tal y como ahora la conocemos, se inician las obras de San Vicente, San Pedro, la Catedral y la Muralla, para prevenir el ataque musulmán.

Durante el siglo XVI, Ávila gozó de su momento más álgido. Se levantan Iglesias y Conventos, San José, la Encarnación, Mosén Rubí, San Antonio, se llena la ciudad de mansiones señoriales, viven Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.

La Muralla es el símbolo distintivo de la ciudad por excelencia, su esencia más profunda, su centro, su eje, su vida, su corazón. Levantada sobre una roca, la fecha de su construcción data de la segunda mitad del siglo XII.

Tienen un perímetro de 2516 m, 2500 almenas, 88 cubos, un espesor de 3 m, una altura media de 12 m y 9 puertas o arcos. Una mirada detenida nos lleva a descubrir: huellas de la presencia romana con inscripciones, moldes de fundición, lápidas funerarias y algún que otro verraco celta.

La Catedral de Ávila se concibe desde el principio como un edificio religioso y militar al mismo tiempo, «la Cruz y la espada», por eso su Cimorro está rematado con matacanes y troneras. El trazado actual corresponde, en gran medida, al del tiempo en que se iniciaron las obras, dirigidas, por el maestro Fruchel en la segunda mitad del S. XII, ya que de lo único que hay clara constancia es que dicho maestro, antes de morir, completó la girola. Dentro del templo puede admirarse el sepulcro de El Tostado (1512), de Vasco de la Zarza. El Retablo Mayor es obra de Berruguete en sus inicios.

Las Iglesias románicas que ornamentan la ciudad están situadas, en su mayoría, extramuros y frente a las puertas o arcos de la muralla. La Iglesia de San Pedro, se situa frente a la puerta del Alcázar, cerrando el popular Mercado Grande, (la disposición actual de esta plaza es obra de Rafael Moneo, 2002). San Pedro nos muestra su enorme y precioso rosetón en la fachada principal. La Iglesia de San Andrés (que posee los más bellos capiteles de la ciudad), la Iglesia de San Martín, la Ermita de Nuestra Señora de la Cabeza, la Ermita de San Segundo (dedicada a quién se considera el primer obispo de la ciudad, custodia un bello sepulcro del santo, obra de Juan de Juni del siglo XV, una verdadera joya en alabastro.), y la Iglesia de San Nicolás con su torre cuadrada.

Mención especial debe hacerse a la Iglesia de San Vicente. Se inicia esta Iglesia en la época del románico, más, como las obras estuvieron paralizadas algún tiempo, cuando el templo se termina apunta ya a un gótico naciente. De la impresionante belleza de esta Iglesia, en el exterior destacamos El pórtico de la Gloria, atribuido al maestro Fruchel. En el interior el sepulcro de los santos Vicente, Sabina y Cristeta, En San Vicente se encuentra enterrado también San Pedro del Barco. Intramuros se encuentra la Iglesia de Santo Tomé el Viejo, convertida en un actual museo-almacén, guardando en su interior numerosas piezas que hablan de la historia de Ávila, y también la Ermita de San Esteban.

Real Monasterio de Santo Tomás. Comenzado en abril de 1482 y terminado al parecer 11 años más tarde, el Monasterio de Santo Tomás aparece unido a la figura de los Reyes Católicos y a la de un hombre de gran influencia ante ellos, Fray Tomás de Torquemada, confesor de la reina e Inquisidor General del Reino. A pesar de todo, poco tiempo debieron pasar los monarcas en el monasterio, quizá influidos por la prematura muerte de su hijo Juan, cuyos restos descansan en la Iglesia, en un magnifico sepulcro de Domenico Fancelli esculpido en Génova en los años 1511-1512. El príncipe, vestido de guerrero, reposa con actitud serena y muestra unos rasgos jóvenes y bellos.

Hay preciosos claustros: Claustro del Noviciado, Claustro del Silencio, Claustro de los Reyes. Y una importante Biblioteca que perdió gran parte de sus tesoros durante los años de la desamortización. La Iglesia en su exterior llama la atención por el gran arco conopial y las numerosas perlas o granadas de piedra que adornan su fachada. Dentro de la Iglesia destaca el coro, el retablo, obra de Pedro Berruguete, y las numerosas capillas. Santo Tomás fue por un tiempo Universidad; aquí estudio Jovellanos. Actualmente aquí se ubica una Residencia de estudiantes.

A unos 5 kilómetros de la ciudad, en la carretera de Toledo, se alza uno de los lugares más populares de Ávila: El Santuario de Nuestra Señora de Sonsoles. La devoción y el culto a esta Virgen son extraordinarios, se le atribuyen innumerables milagros. La ermita es del siglo XV, la mandó construir Doña María Dávila. El curioso nombre de la ermita se debe a que los ojos de la Virgen deslumbraban tanto que parecían soles: Son-soles. Interés tienen el Convento de San José, la Capilla de Mosén Rubí, el Convento de San Antonio, el Convento de Santa Ana (de bellísimos claustros y actual sede de la Junta de Castilla y León), la Iglesia de Santiago y la Ermita de las Vacas.

Son muchas las casas palaciegas que se encuentran repartidas por la ciudad, muestra del pasado esplendor que gozó Ávila. Estas casas se construyeron a lo largo del siglo XVI sobre edificaciones anteriores, todas tienen patios interiores magníficos, y en algunas de ellas aparece alguna torre, señal de defensa. Muchas de ellas pueden visitarse.

La Casa de los Deanes es el actual museo provincial, la Casa de don Diego Alvárez de Bracamonte es sede de Cultura de la Junta de Castilla y León, la Casa de don Blasco Nuño Vela es el Palacio de Justicia, la Casa de don Juan de Henao es el Parador Nacional 'Raimundo de Borgoña', la Casa del Marqués de Velada es un complejo hotelero, el Palacio de los Serrano es un complejo cultural, y en el Torreón de los Guzmanes, sede de la Diputación Provincial, hay una sala de exposiciones.

Se puede contemplar la parte exterior y la fachada de la Casa de los Dávila, el Palacio de Polentinos, el Palacio Valderrábanos, el Palacio de los Verdugo, y la Casa de don Juan.

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