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Entre pinares y campos de labor - Soria

Comarca: Tierras de Almazán

Almazán - Barca - Matamala de Almazán - Morón de Almazán - Velamazán - Viana de Duero

La comarca por la que nos adentramos intercala los pinares de verde perpetuo con los cambios que las tierras de labor aportan al paisaje anual, en una testaruda perennidad que le pone vida y olores al entorno cerealista.

Es el hábitat de una densa población animal que comparte tierra con un paraíso micólogico bajo la pinocha otoñal. Zona con intenso pasado resinero que se prolonga a ambos lados de la N-111, en tanto que el viajero se dirige al pueblo más grande de la provincia. Un rosario de culturas, épocas y viajeros, le aguarda. Más allá una hermosa plaza, después el románico... Y la tierra y la historia, que no cesan.

El pulso de comarca late en Almazán. Localidad de encrucijada, la villa es una constante superposición de diversos estratos históricos, que han dejado escritos sus pasajes en ella. Ciudad de avanzadilla, fue frontera primero entre el mundo árabe y el cristiano, y después punto de litigio entre los reinos de Aragón y Castilla.

La Villa de Almazán está situada  a 32 kilómetros al sur de la capital soriana. En la Plaza Mayor, vamos a encontrarnos con dos de los monumentos más importantes de la Villa, el Palacio gótico-renacentista de los Hurtado de Mendoza y la Iglesia románica de San Miguel (declarada monumento histórico-artístico en 1931). Todo ello junto con el Ayuntamiento y parte del Recinto amurallado (postigo de San Miguel y Puerta de la Villa).

Almazán cuenta con dos fiestas declaradas de interés regional: La Bajada de Jesús Nazareno y San Pascual Bailón y El Zarrón. Otros lugares de interés son, el Convento de la Merced, la Ermita de Jesús y la Iglesia de Nuestra Señora del Campanario y su Recinto Amurallado. Leer más»

RECINTO AMURALLADO - ALMAZÁN

Un paseo por las calles de la Villa o sus alrededores puede deparar la contemplación de su antigua muralla. Decir Almazán es hablar de sus murallas, ya que de su traducción al romance resulta 'El Fortificado', y aunque su raíz claramente árabe pudiera llevar a confusión hay que fechar estas en el tránsito de los siglos XII al XIII.

Su disposición se realizaba acorde con las características del terreno, emplazándolas en lugares inexpugnables, o creando obstáculos en las zonas más desprotegidas. Su recorrido es uniforme a lo largo de todo el perímetro, excepto en las puertas conservadas y en el 'Rollo de las Monjas', casos estos en los que aparecen torres rompiendo la homogeneodad de la construcción.

Tanto la Puerta de Herreros como la Puerta de la Villa, situadas a saliente, presentan torreones cilíndricos flanqueándolas, no así la del mercado -a poniente- con torres prismáticas de marcada tradición árabe. Aún conservan las puertas de Herreros y de la Villa los huecos para encajar las trancas de cierre.

La Puerta del Mercado, presenta como característica esencial, un hueco entre dos arcos ojivales para alojar el rastrillo. Algunas marcas de cantero idénticas, repetidas en las tres puertas, despejan cualquier duda que pudiera suscitar su distinta tipología, dejando aclarada la coetaneidad de todas ellas.

El 'Rollo de las Monjas' constituye un refuerzo en el angular de las murallas sitas al noroeste. A modo de torreón cilíndrico está rematado por un cinto de volados matacanes de realización posterior y se eleva en el punto más agudo y estratégico del recinto.

Una reciente restauración realizada en el Postigo de San Miguel, cegado hasta ahora, ha permitido además de la recuperación de esta puerta menor de acceso, la posibilidad de contemplar desde el mirador alli situado un espléndido paisaje en el que el Duero en su recorrido adquiere especial relieve.

Tomando la C-116 desde Almazán se accede a Barca. En esta localidad se puede contemplar un magnífico Museo etnográfico junto a una zona recreativa, calles muy bien restauradas, parques muy cuidados con arbolado, la Picota, la Iglesia de Santa Cristina, con galería porticada románica (s. XII), el Monumento a San Isidro Labrador y un Monumento a la Virgen del Pilar.

Matamala de Almazán, dispone de un buen pinar para pasear. Los aficionados a la micología tienen señalizada la ruta La Alberguería, de 5,2 kilómetros, con el níscalo como especie más abundante, así como las llanegas, y en primavera las colmenillas.

La ruta que comienza y concluye junto a la finca La Concepción, antigua resinera que cuenta con árboles notables, secuoyas, cedro del Atlas, pinsapo... Esta ruta tiene un ramal que llega al Centro de la Naturaleza  y el Museo de la Resina en el propio casco urbano, y que bien merecen ser visitados. Asimismo cabe destacar la portada románica de la Iglesia de la Inmaculada Concepción, de comienzos del siglo XIII.

Morón de Almazán, turísticamente su mayor atractivo reside en su Plaza Mayor, del siglo XVI. En ella se emplazan como destacados, la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, la Fachada abierta del Concejo, el Palacio señorial, el Rollo y una casa plateresca. Además para los amantes del deporte Morón de Almazán dispone de un campo de golf, La Dehesa de Morón.

Velamazán donde podemos ver, las Ermitas con elementos románicos de San Sebastián  y Virgen de la Dehesa, la Iglesia de la Santa Cruz, el Palacio de los González de Castejón (de finales del s. XVII). Estos cuatro edificios son dignos de ser visitados. Los escudos y forjas de las ventanas del palacio son reseñables, y curioso es ver la campana en el pórtico de la parroquial, junto a la plaza donde se encuentra el rollo señorial. En las afueras del pueblo hay una Fuente medieval.

Viana de Duero, lo más interesante  es, sin duda, la Iglesia de  San Bartolomé,  románica (en torno a 1239) en su origen pero con reformas y suplementos desde los siglos XVI al XIX, con un jardín muy cuidado en su atrio en el que hay una bonita fuente y bancos que imitan bajorrelieves románicos.

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