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Monteagudo de las Vicarías

Monteagudo de las Vicarías es una preciosa localidad soriana situada en lo que fue tierra fronteriza de la raya, entre los reinos de Castilla y Aragón. Fue villa amurallada sobre un espolón, de la que quedan algunos restos como su Puerta de la Villa o del Arco, al suroeste.

En 1168 el concejo de Soria quiso apropiarse de ella, pero el rey no la entregó y además obtendría, en 1238, los privilegios llamados Vicarías. En 1311 se dio la villa al infante Don Pedro, retornando a la corona al casarse su hija con el infante Don Pedro de Portugal.

Fue plaza importante durante la guerra civil entre Pedro I el Cruel y Enrique Trastámara; este último la otorgaría a Beltrán Dugesclín, comprándosela posteriormente. Los Mendoza, señores de Almazán, comenzaron a estar presentes en la villa a comienzos del siglo XV.

La práctica totalidad del castillo fue construido por Juan Hurtado de Mendoza a partir de 1415, su nieto, Pedro de Mendoza, fue nombrado conde de Monteagudo en 1475. A finales del siglo XV se inició la construcción de la parroquial gótica.

La Iglesia Nuestra Señora de la Muela es un sólido edificio gótico, construido a fines del XV. En la fachada principal y combinando con la piedra se alza una galería de arcos ciegos, reminiscencia del mudéjar aragonés.

En el pórtico, figura la siguiente inscripción: ‘ante deum, stantes ne, citis corde, vacantes’ (estando ante Dios, no estés con el corazón vacío). El interior consta de una sola nave dividida en cuatro tramos y cubierta con bóvedas góticas.

El primer tramo se corresponde con la capilla Mayor; una bella bóveda ochavada la cubre y un magnífico retablo renacentista de 1633, con figuras de gran belleza y perfección, la preside. En el último tramo se levanta el coro, sobre arco escarzano, de perfecta arquitectura; aquí podemos admirar el retablo de Santiago en la capilla que lleva su nombre.

Otras tres obras merecen nuestra atención: el púlpito renacentista, el Cristo de la transición y la Virgen en trono.

El Castillo es, junto con la Iglesia, el edificio más emblemático del pueblo. Casi unido a ella, se trata de una construcción gótica del XV. La planta tiene forma pentagonal, levantándose en los ángulos airosas y esbeltas torres, con variada geometría; destacan tres: una de planta circular, otra cuadrada y una tercera hexagonal; ésta como símbolo de señorío, de ahí su mayor altura. Un camino de ronda, vigilancia paralelo a la hilada de almenas, recorre el perímetro del castillo.

En su interior existió una galería porticada del XVI, decorada con yeserías renacentistas. Actualmente hay reconstruido un ángulo. Las dos puertas de acceso son de perfecta traza, con arco apuntado y defendidas por sendos matacanes; en la principal aparece el escudo de los Mendoza, señores de Monteagudo.

La Ermita de Nuestra Señora de Bienvenida se encuentra en la carretera de Fuentelmonge, fue construida con anterioridad a 1543, aunque ha tenido reformas posteriores. Consta de una sola nave rectangular con ábside cuadrado. Está presidida por un sencillo, pero bello, retablo barroco.

Exteriormente presenta un carácter sobrio y austero; los muros son de mampostería y están reforzados por esbeltos contrafuertes; apenas se abren vanos: tan solo dos ventanas abocinadas en la parte superior, y la portada, renacentista, con sencilla decoración geométrica incisa en su dovelas.

El Castillo de la Raya o Torre de Martín Gonzalez, en la actualidad es un conjunto de restos de lo que fue un castillo de guarnición, construido con mampostería en los paramentos y sillar en las esquinas.

En su construcción dominó el gótico e incluso el protogótico; en el interior se pueden apreciar restos de plantas y aposentos, mechinales, así como un aljibe y paso subterráneo.

El origen hemos de buscarlo en el puente entre los siglos XII y XIII y muy unido a la figura de Alfonso VIII, el de las Navas, que lo construye como punto adelantado de Monteagudo para vigilar el valle de Nágima, acceso a la Meseta, y el Jalón y lo cede a su hombre de confianza, Martín González.

Aneja a él se encuentra la Ermita de Nuestra Señora de la Torre, probable iglesia de un posible poblado, pequeño, junto al castillo. En piedra a la entrada dice: ‘Hízose en el año 1660’, aunque quizás sea ésta la fecha de reforma.

Originariamente la línea fronteriza pasaba por la mitad de la nave, de tal modo que, de la pila bautismal hasta la cabecera, era aragonesa (Pozuel de Ariza) y de la pila hasta los pies, era soriana (Monteagudo de las Vicarías). En las romerías, los asistentes se situaban de este modo. De gran interés es el artesonado de la cabecera, de gusto mudéjar.

Por último el Pantano, importante tanto por su historia como por su valor ecológico. La construcción data de 1878, uno de los más antiguos de España. Desde entonces hasta ahora ha sufrido cambios significativos, destacando dos: la captación y canalización de las aguas del río Nágima y la ampliación.

Es, así mismo, uno de los humedales de mayor importancia en la Comunidad; zona elegida para la nidificación e importante punto de paso de aves migratorias, sobre todo en los meses de septiembre y marzo.

Posee, además, una rica vegetación acuática de palustre. En consecuencia es una zona muy visitada por ornitólogos y de sumo interés para todos los amantes de la naturaleza.

Existe un observatorio de aves accesible para personas con discapacidad y movilidad reducida, así como un mirador en la zona alta del pantano.

Información: Ayto. Monteagudo de las Vicarías

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