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Visita al Monasterio Cisterciense de Santa María de Huerta

Comarca: Tierra de Medinaceli

Santa María de Huerta

En la localidad soriana de Santa María de Huerta y situado a orillas del río Jalón se encuentra el Monasterio cisterciense de Santa María de Huerta. Esta visita, que merece y mucho la pena, nos descubrirá algunas de las maravillas más interesantes del románico y gótico español. Sorprende el refectorio o comedor de los monjes, el claustro o su bien conservada cocina medieval.

El monasterio de Santa María de Huerta fue declarado Monumento Nacional en 1882.

Sus origenes datan del siglo XII, época en la que una comunidad de monjes de la Orden del Císter se establece en Cántavos, actual municipio de Fuentelmonge, situado a unos 15 kilómetros de Huerta. Los monjes poseían una granja en Huerta a la que deciden trasladarse hacia el año 1162.

La construcción se inició a finales del siglo XII y concluyó en el siglo XIII. Se conservan restos románicos, pero la mayoría de la fábrica corresponde al estilo gótico; un gótico más austero y sobrio propio de la orden cisterciense. En el siglo XVI se amplió con la construcción de un nuevo claustro. En 1833 el monasterio quedó deshabitado a causa de la desamortización; sólo se empleó la iglesia como parroquia. Desde 1930 los monjes cistercienses volvieron al monasterio y en la actualidad una parte del complejo alberga una hospedería.

El monasterio de Santa María de Huerta estuvo protegido por un cinturón amurallado del que aún hoy se conservan restos. La portada de acceso al complejo monacal es del siglo XVI y fue posteriormente reformada en el siglo XVIII. La portada está formada por un arco de medio punto flanqueado por columnas y hornacinas. Sobre el arco se encuentra un frontón triangular con una escultura de la Virgen.

Esta puerta da acceso a una plaza donde se encuentra la actual Hospedería, edificio realizado en el siglo XVI. En la fachada destaca la puerta de arco de medio punto flanqueada por dos columnas. Sobre ella encontramos una ventana rematada por un frontón rectangular.

La plaza también sirve de entrada a la iglesia. Se accede a través de una portada formada por varias arquivoltas apuntadas y decoradas con motivos vegetales. Sobre la portada encontramos un rosetón calado de 8 metros de diámetro decorado con baquetones y puntas de diamante. Antiguamente tapiado, fue reformado en 1965 respetando su estructura original.

Exteriormente destaca la zona de la cabecera de la iglesia decorada por arcos de medio punto ciegos en cuyo interior se abren vanos. A cada lado de la cabecera se encuentran dos espacios cuadrangulares que albergan en su interior dos capillas. El alero del tejado en esta zona y en la del transepto está recorrido por modillones de rollo. En el brazo norte del crucero se eleva una torre cuadrangular.

La iglesia posee planta de cruz latina con tres naves y un brazo de crucero. La cabecera está formada por un ábside semicircular y dos capillas rectangulares a cada lado. Las naves laterales se cubren con bóvedas de arista y la nave principal está cubierta por bóvedas de crucería. Los nervios de la bóveda de la nave central descansan sobre gruesos pilares en los que se colocaron modillones de rollo para salvar el espacio entre el pilar y el arco.

La zona del altar está decorada con un retablo barroco y pinturas que narran escenas de la Batalla de las Navas de Tolosa; ambas obras corresponden al siglo XVIII. A los lados se encuentran unas urnas funerarias con los restos Jiménez de Rada y del abad Martín de Finojosa. Junto al altar se hallan los sepulcros de los duques de Medinaceli fechados en el siglo XVII.

A los pies se sitúa el coro construido en el siglo XVI y cerrado por una reja. Al lado se halla el sepulcro vacío de Rodrigo Jiménez de Rada, arzobispo de Toledo, que quiso ser enterrado en este lugar.

Desde la iglesia se puede acceder al claustro gótico a través de una puerta decorada con arquivoltas apuntadas. El claustro, formado por dos pisos, se sitúa en el lado norte del templo y fue construido en el siglo XIII. El piso inferior está formado por arcos apuntados que en su interior poseen un arco de medio punto semitapiado y encima un óculo.

El piso superior fue construido en el siglo XVI y está compuesto por arcos carpaneles y decorado con motivos propios del renacimiento, como medallones y motivos heráldicos. En los pandos -galerías del claustro- se encuentran varios arcosolios en los que se enterraron personajes importantes de la época. Estas pandos están cubiertas con bóvedas de crucería.

La sala capitular se encuentra junto al corredor este del claustro. Aunque está muy reformada posee elementos de la primitiva obra románica como los ventanales y el acceso.

Junto al pando norte se halla la cocina gótica del siglo XIII, posee una planta cuadrada y está cubierta con bóveda de crucería. En el centro destaca la gran chimenea, abierta en sus cuatro lados por arcos apuntados. La cocina se comunicaba con el refectorio de los monjes a través de una pequeña ventana.

El refectorio de los monjes es el espacio más destacado del conjunto. La entrada se realiza a través una puerta en el pando norte del claustro gótico. Esta puerta está compuesta por varias arquivoltas apuntadas, decoradas con motivos geométricos y capiteles vegetales. Sobre la puerta se encuentra un rosetón.

El refectorio posee planta rectangular y está cubierto por una bóveda de crucería sexpartita. Las paredes laterales están abiertas por grandes ventanales formados por arcos apuntados. La pared del fondo se ilumina por cuatro ventanales apuntados en la parte inferior. Sobre ellos se encuentran otros dos, perforados por dos ventanas geminadas y encima un óculo.

Lo más destacado de este refectorio es la escalera que se encuentra encajada en el muro y que conduce al púlpito, donde algún monje se subía a leer mientras el resto comían. La escalera se encuentra abierta por arcos apuntados que son sustentados por columnas octogonales y capiteles. La escalera está cubierta con bóveda de cañón en rampa.

Al oeste del claustro gótico se localiza la cilla -almacenes y bodega- corresponde al románico del siglo XII. Se trata de un espacio rectangular, cubierto por una techumbre de madera reforzada por cinco arcos de medio punto que arranca del suelo.

El refectorio de los conversos se encuentra separado de la cocina por un pasillo. También está datado en el periodo románico. Por lo tanto se cree que tanto la cilla como el refectorio de los conversos son los espacios más antiguos de la construcción. El refectorio posee una planta rectangular y está dividido en dos naves por una fila de columnas. Este espacio se cubre por una bóveda de crucería y recibe iluminación del claustro renacentista a través de unos vanos de medio punto abocinados.

Destinado a los hermanos legos o conversos se utilizaba de comedor y de sala de reuniones. Estos monjes iletrados eran los encargados de realizar las tareas menos espirituales.

Junto al claustro gótico se sitúa el Claustro de la hospedería. Fue construido en 1583 en estilo herreriano. Está compuesto por dos pisos de arcos de medio punto separados por pilastras. En el centro se sitúan las esculturas de San Martín de Finojosa y Rodrigo Jiménez de Rada. Este espacio, en la actualidad, continua cumpliendo función de Hospedería.

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