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Una Visita a la Necrópolis de Villanueva Soportilla - Burgos

Comarca: Desfiladeros del Ebro

Villanueva Soportilla

La necrópolis altomedieval de Santa María de Tejuela se encuentra a poco más de kilómetro y medio al Noreste de Villanueva Soportilla, sobre una amplia plataforma rocosa próxima al cauce del Ebro, en una zona donde el valle se abre paulatinamente tras haber superado las estribaciones de la Sierra de Pancorbo.

En este lugar de la provincia de Burgos se asentó una comunidad aldeana en la Alta Edad Media, entre los siglos VIII y XI, que prosperó gracias a los numerosos recursos naturales que ofrecen el valle y la montaña. Su economía se basaba en la agricultura y la ganadería, actuando la religión cristiana como uno de los principales fundamentos de una sociedad basada en la familia y en la que determinados individuos detentaban un poder cada vez mayor dentro del grupo.

Son pocos los documentos que nos hablan de este lugar, cuya historia conocemos gracias a la Arqueología. Las excavaciones han sacado a la luz una amplia necrópolis con al menos 340 tumbas, situadas en torno a dos edificaciones, el edículo y el templo, habiéndose reconocido también vestigios de algunas viviendas al este y al sur del afloramiento rocoso.

La Necrópolis

Descubierta  por D. Mariano Valdizán, las excavaciones comenzaron en 1970 bajo la dirección del catedrático D. Alberto del Castillo, quien ya anticipó su excepcionalidad como uno de los mayores cementerios medievales conocidos hasta entonces.

Para los cristianos de la Edad Media la solidez de la roca garantizaba la preservación de los cuerpos hasta el día del Juicio Final, eligiendo por ello roquedos como éste para fijar su morada eterna, dando lugar así a las conocidas necrópolis rupestres. Las tumbas, picadas cuidadosamente en el roquedo y orientadas generalmente en sentido Este Oeste, presentan en ocasiones una oquedad para la cabeza del difunto -antropomorfas-, reproduciendo en muchos casos fosas simples de bañera.

En aquellos lugares donde la roca no ofrecía la consistencia necesaria se construyeron con lajas de piedra. Excepcionalmente se encuentran sarcófagos de piedra exentos, a buen seguro destinados a los miembros relevantes de la comunidad. El difunto se alojaba en el interior generalmente envuelto en un sudario y sin ajuar u ofrenda alguna, cerrándose finalmente la tumba con una cubierta de piedra, a veces monolítica o de grandes lajas en la mayor parte de los casos documentados.

Los trabajos realizados en el año 2010 permitieron conocer un poco mejor la organización de este gran cementerio, reconociéndose un total de 340 tumbas, 22 de las cuales aún conservaban la cubierta y 131 contenían restos óseos. Predominan las de tipo antropomorfo –104–con cabeceras en forma de herradura, semicirculares o rectangulares, sobre las de bañera –68–, las de lajas –84– y las mixtas –82– (una parte excavada en la roca y la otra construida con lajas).

Se conservan dos sarcófagos, si bien se sabe de la existencia de un tercero extraído del interior del templo. A partir de las dimensiones de las tumbas se pueden suponer los grupos de edad, predominando los adultos con 217 ejemplares, 72 fosas corresponden a individuos infantiles y 51 a jóvenes.

La distribución de las tumbas en el roquedal permite intuir algunos comportamientos de índole socia, como por ejemplo la costumbre de situar las tumbas infantiles junto a la iglesia, en este caso a lo largo de su lado Sur. También se distinguen agrupaciones por familias, con tumbas de todos lo grupos de edad en espacios restringidos, o bien aquellas en las que se asocia una tumba de adulto y una infantil que permiten suponer unas relaciones de tipo materno/paterno filial.

Información: Aratikos Arqueólogos

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