Iglesia Parroquial de Almenara de Tormes
Comarca: Las Arribes
Almenara de Tormes
El pueblo de Almenara de Tormes está ya presente en documentación del reinado de Fernando II, que lo dona a la catedral salmantina; después pasará a la jurisdicción de Ledesma.
Contó con castillo, del que sólo queda el recuerdo en la toponimia. La iglesia primitiva constaba de una nave y capilla mayor con tramo presbiterial recto y cabecera semicircular. De la obra original, llevada a cabo a finales del siglo XII o comienzos del siglo XIII, quedan restos en el ábside y las dos portadas. En los siglos XVI y XVIII fue reformada.
A la capilla mayor románica se accede a través de un arco semicircular que arranca de semicolumnas con capiteles figurados; el del lado del evangelio se engalana con tres águilas bicéfalas cuyos cuellos lucen collares y el de la epístola con figuras masculinas, una en actitud sedente, otra con ropas y atributos episcopales.
Siguiendo el perímetro primitivo fue reformado el ábside semicircular en el siglo XVIII, cuando se recreció en altura; de la obra original permanece el trazado y algunos restos, como una doble cornisa de taqueado por el interior en cuyo espacio intermedio quedan las ventanas.
En el exterior destaca el camarín que ilumina la hornacina principal del retablo; su arco es trilobulado enmarcado por pilastras toscanas que arrancan de placas recortadas y sostienen un entablamento curvo y partido que acoge una pequeña cruz; a uno y otro lado se rasgaron ventanas adinteladas que con la central heredarían los huecos de las primigenias.
Bastante mayor interés tienen las dos franjas decorativas románicas; la inferior, muy variada en sus representaciones, luce un basilisco inscrito en un círculo, unas flores de ocho y catorce pétalos, una cabeza humana, otras flores con botón y seis hojas alrededor, una cabeza humana, otra de animal, un felino con las patas hacia arriba, un dragón y un león. La franja superior se adorna sólo con motivos vegetales.
Dos espacios se levantaron a finales del siglo XVI y acabaron funcionando como brazos de un inexistente crucero; a esos arcos en el siglo XVIII se le añadieron placas recortadas.
La nave se techa con un buen alfarje del siglo XVI; su decoración corre a cargo de círculos y óvalos anudados en los tirantes, escaques en las ménsulas y arquerías dobles sobre columnas abalaustradas en el arrocabe. También en esa centuria se hizo la tribuna sobre una gran viga ornada con estrellas de ocho puntas dentro de círculos.
A mitad de la nave más o menos se abren enfrentadas las dos puertas del templo. Las dos se organizan igual: sus arcos semicirculares con cuatro arquivoltas quedan cobijados por un tejaroz y tienen columnas acodilladas, dos y dos; quedan entre pequeños contrafuertes.
La meridional voltea arquivoltas, siendo lisa la primera de dentro a afuera; un baquetón y flores lleva la segunda, medallones con flores aparecen en la tercera y círculos perlados en la cuarta. Los capiteles de las achaparradas columnas se ornan con arpías, sirenas de doble cola, halconero a caballo y aves androcéfalas. Todo ello queda cobijado por un tejaroz con seis canecillos con figuras humanas, unas sedentes con instrumentos musicales, un acróbata...; en uno de ellos aparece una inscripción que dice: ‘Nicholaus me fecit’.
Las arquivoltas de la puerta septentrional son similares a las vistas en la meridional. Los capiteles lucen elementos vegetales, cabezas y lo que parece la figura de una mujer de pie. De interés son los canecillos del tejaroz resueltos con rostros humanos muy vivos y expresivos.
La fábrica de esta iglesia se completa con una espadaña a los pies, obra de finales del siglo XVIII, en concreto de 1797. Se registra una primera restauración a comienzos del siglo XX, tal y como dice una inscripción en una arquivolta de la puerta sur: 'Se restauró en el año MCMII'. También fue intervenida en 1996 cuando aparecieron doce canecillos románicos.
Dirección General de Patrimonio Cultural
Autor: José Ramón Nieto González
