Senderismo

Segovia

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Quejigal Minas RomOtero map

Datos básicos del sendero:

  1. Distancia: 7,2 km
  2. Tiempo estimado: 3 h
  3. Punto de salida: Otero de Herreros
  4. Desnivel de ascenso: Cota máxima 1.141 m
  5. Ciclabilidad: 100 %
  6. Dificultad: Baja
  7. Época recomendada: Todo el año

Otero de Herreros se sitúa, a 23 Kilómetros de Segovia, en la N-603, hacia el kilómetro 75,2.
En tren: Línea de RENFE Madrid-Segovia, bajar en el apeadero de Otero de Herreros, a 1,5 Kilómetros del pueblo.

EL QUEJIGAL Y LAS MINAS ROMANAS DE OTERO - SENDERISMO SEGOVIA

Comarca: Segovia Sur

Otero de Herreros

Desde la iglesia parroquial de Otero de Herreros descendemos por la pista asfaltada del cementerio. Cruzamos el Arroyo Herreros, pasamos el campo de fútbol y el cementerio hasta llegar a la escombrera municipal, lugar que ofrece una dantesca visión e imposible de evitar en nuestra ruta.

Desafortunadamente esta escombrera se sitúa en un entorno arqueológico importante, probablemente quienes eligieron este lugar con la mejor intención para solventar los problemas de residuos sólidos de Otero tenían un completo desconocimiento de lo que representa este paraje: El basurero recubre unas antiguas acumulaciones de escorias correspondientes a la época romana. En lo alto del pequeño cerro donde se encuentran las escorias, conocido como Almadenes, se situaba el horno de fundición (cuyos restos pasaremos al final de la excursión).

"Maden" en árabe significa mineral, también los árabes estuvieron por estos parajes. Gran parte de la montaña de escorias han sido extraídas y utilizadas para diversos fines (balastos de carreteras entre otros, destruyendo para siempre, parte del patrimonio histórico científico de Otero de Herreros.

Tomamos el camino que sigue paralelo al basurero, a nuestra izquierda podemos fijarnos en las escorias, son guijarros oscuros muy pesados que tienen algunos óxidos de Cobre. Las labores mineras romanas las encontramos más adelante, en los socavones, acumulaciones lobulares de rocas verdes muy pesadas. En algunos lugares podemos intuir donde se situaban posibles entradas a la mina, hoy en día completamente cubiertas.

En frente de nosotros existe una antigua cantera de arenas, en la base de los terrenos geológicos del Cretácico.

Ahora descendemos hacia el fondo del valle del Arroyo de la Escoria. Los quejigos aparecen en un principio mezclados con las encinas, hasta constituir un espeso bosque unos centenares de metros aguas abajo. El sendero está bien marcado al principio, pero desaparece tras unos 500 metros, después andaremos por el lecho del arroyo, si lleva agua tendremos que buscar nuestro camino perdidos en el quejigal, a media ladera o a orillas del cauce.

Esporádicamente aparecen en el bosque algún arce y majuelo. Llegamos a la confluencia con el Arroyo del Quejigal, terreno ahora fácil de andar. Si descendemos, al el quejigal dará paso a los Terrenos de cultivo. Nos encontramos en el Cordel de la Campanilla que baja desde la Cañada Real de la Vera de La Sierra.

El camino de vuelta lo realizamos sin sendero por lo alto y en el borde de las lastras, siguiendo paralelos al cordel. Desde aquí tendremos hermosas vistas de las sierras de La Mujer Muerta y del Quintanar, del valle del Quejigar, del pueblo de Valdeprados, de los encinares que enlazan el piedemonte del Guadarrama con los campos de cultivo de las llanuras segovianas, al S.O tenemos el aislado Cerro del Caloco.

En otoño, y si La Sierra tiene nieves tempranas, disfrutaremos de unas panorámicas únicas de contrastes de colores del amarillo-verdoso de los quejigos con el verde oliva característico de las encinas y el blanco de la nieve. Fijaros en las rugosas formas de disolución karstica de las calizas en lo alto de las lastras denominadas "lapiaz".

Cuando el cordel se une con la carretera, tomaremos un camino descendente bien marcado hasta el Valle del arroyo del Quejigal, que cruzamos y ascendemos, ahora entre encinas (notad el cambio de terrenos: calizas, arenas y gneises). Seguimos un vallado de piedra hasta un socavón en el Cerro Almadenes, utilizado de escombrera.

Por encima del socavón tenemos los restos de unas antiguas edificaciones probablemente el horno de fundición romano. De igual manera, el corte del terreno representa un buen ejemplo de los minerales que buscaban nuestros antepasados en este lugar y que ha sido visitado por numerosos científicos y estudiosos de la mineralogía venidos incluso de países extranjeros y objeto de dos tesis doctorales.

Seguimos finalmente la pista que rodea al Cerro Almadenes, o bajamos por donde se encuentran las escorias, y si no sucumbimos a la visión infernal del basurero que tenemos enfrente, retomamos el camino del cementerio para felizmente llegar otra vez a la Iglesia.

Información: Segovia Sur - Asociación para el desarrollo rural

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