El 2 de febrero es la fiesta de la luz y el día en el que la iglesia conmemora la presencia del Niño Jesús en el templo y la purificación de la Virgen. Por eso, en Candelario, se homenajea a La Candelaria, que suponía el final de las matanzas y en ella presentan las madres tras la Virgen a los hijos bautizados en el año anterior.

Estas fiestas también son motivo de la degustación gastronómica relacionada con la matanza del cerdo. La ceremonia suele acompañarse con la procesión de la Virgen antes de la misma. La imagen llevaba un vela y decían que si entraba encendida en la iglesia era año de muchas castañas. Terminada la misa se rifa el roscón.

La fiesta de la Candelaria marcaba antiguamente el final de las labores chacineras, una tradición que se sigue manteniendo con una matanza tradicional, que concluye con una degustación típica de chichas y otros productos del cerdo. El lugar es la plaza del Humilladero, donde todo el mundo se congrega tras la obligada procesión.

En la fiesta, donde no falta el folclore, cobran protagonismo los trajes regionales, pues este día muchos lugareños se visten de candelaria y chacinero, trajes que nada tienen que ver con los del resto de la tierra salmantina.