Senderismo

Segovia Nordeste - Riaza y Duratón

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Datos básicos del sendero:

  1. Distancia: 3,8 km (ida y vuelta)
  2. Tiempo estimado: 1 h
  3. Punto de salida: Puente Villaseca
  4. Dificultad: Baja
  5. Época recomendada: Todo el año
  6. Descargar Track GPX

Parque Natural Hoces del Río Duratón - Senderismo Segovia

Comarca: Segovia Nordeste - Riaza y Duratón

Puente de Villaseca

Este sendero tiene su inicio en el corazón del Parque Natural de las Hoces del Duratón, junto al Puente de Villaseca, próximo a Sebúlcor. Un panel informativo de la ruta nos mostrará los valores naturales más relevantes de este excepcional paraje. El sendero transcurre aguas abajo, siguiendo el margen del río.

Los  números entre paréntesis que irán apareciendo en esta descripción se corresponden con las balizas numeradas que encontraremos en el recorrido.

Al inicio del camino, a la derecha, se eleva una suave ladera cubierta de plantas aromáticas como el espliego, el tomillo salsero o la mejorana. Entre ellas se entremezclan algunos ejemplares de sabinas (1) y enebros (2). Para diferenciar ambas especies nos fijaremos en sus hojas, diminutas y suaves en la sabina y de mayor tamaño y pinchudas en el enebro. Ambos árboles forman parte de la vegetación de las laderas y lastras del Duratón.

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El camino se adentra en el bosque de ribera donde es posible identificar algunas de las especies más habituales de este ecosistema. Cada una de las especies se sitúan a los márgenes del río según su necesidad de agua y nutrientes. En primer lugar, con sus raíces inmersas en el cauce, se sitúan los sauces (3). Un poco más alejados, aprovechando suelos ricos y frescos, se encuentran el chopo o álamo blanco (4).

En la otra orilla se yergue un aliso (5), fácilmente reconocible por sus hojas redondeadas y las pequeñas piñas que cuelgan de las ramas. La acción de la corriente va cambiando el paisaje. La pérdida de sujeción por efecto de la erosión hace que algunos árboles se tumben sobre el lecho del río, como le ha sucedido a este fresno (6).

Durante el otoño, el paisaje se colma de luz con el dorado de las hojas del chopo lombardo (7) que cubren el río. Junto a ellos se puede observar algún joven olmo (8) luchando por superar una grave enfermedad que ha mermado su población en los últimos años, la grafiosis.

Lentamente comienzan a levantarse grandes farallones rocosos a ambos lados. El río y los paredones calizos se unen y el sendero se estrecha. El naranja y ocre de la caliza deja al descubierto la presencia de algunas buitreras, delatadas por el blanco de los excrementos acumulados a lo largo de los años (9). Con paciencia y mucho silencio, se puede observar algún ejemplar.

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Varios factores han contribuido a la formación de este paisaje único. A través de los huecos y fisuras, y ayudado por el proceso kárstico, el agua se va filtrando generando cavidades y solapas. Algunas aves como el buitre leonado, el alimoche, el águila real, el halcón peregrino o las grajillas y chovas piquirrojas, encuentran en este ambiente un lugar idóneo para vivir y reproducirse.

En ocasiones el agua circula por el interior de la roca formando cuevas y galerías. A nuestra derecha se encuentra la cueva del Cura (10) y a pocos metros, a mitad de la ladera, la cueva de la Parra (11). Tradicionalmente se han utilizado para resguardar los rebaños de ovejas de los calurosos días de verano y del rigor invernal.

El sonido del viento arrullando la copa de los chopos, y la algazara de petirrojos, pinzones, ruiseñores, oropéndolas, mitos y otras pequeñas aves, ambientan este tranquilo paseo. Junto a un viejo muro de piedra, a mitad de la ladera, se abre la boca oscura de otra cueva, la del Santero (12). Continuamos bajo la sombra de los chopos hasta que se abre el bosque. Varios corros de juncos y zarzamoras pueblan la llanura junto al río.

Nos desviamos ligeramente hacia la derecha para encontrarnos con la última cueva del recorrido, la de Cuarcimalo (13). Un poco más adelante, encubierto por la presencia de algunos fresnos, se abre un pequeño valle encajonado en lecho calizo (14).

Las aguas del río comienzan a amansarse en el tramo final. La presa de Molinilla esta próxima (15) y allí finalizaremos el recorrido. Retrocedemos el camino andado disfrutando con todos los sentidos de la tranquilidad y la belleza de este recorrido.

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Las Cuevas del Duratón

Uno de los elementos más representativos de este sendero radica en la abundancia de cuevas que encontraremos a ambos márgenes del río Duratón. El proceso kárstico ha favorecido la presencia de estas grutas o galerías utilizadas por el hombre desde antiguo.

Muy próxima al inicio de la senda, aguas arriba del puente de Villaseca, se encuentra la Cueva de los Siete Altares. Por su forma y emplazamiento, debió ser uno de los lugares del cañón más antiguos habitados por el hombre. Así se deduce de las hachas pulimentadas y cerámicas del Neolítico encontradas a principios del pasado siglo XX.

Lo que hoy podemos observar es sin embargo una iglesia rupestre de la época visigoda del (s. VII), utilizada por los ermitaños que en aquellos tiempos vivían retirados en las cuevas y abrigos de las hoces del río.

 
Send Molinilla mini

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