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Comarca: Tierra de Pinares

Olmedo

La localidad vallisoletana de Olmedo se encuentra en la comarca Tierra de Pinares, debe su nombre a la gran abundancia de olmos que existían en su término.

Esta ruta por Olmedo nos propone un viaje al pasado imaginando la vida de los olmedanos yendo a la Fuente del Caño, al Antiguo Lavadero y a otros interesantes lugares que nos sumergirán en el misterioso mundo de las leyendas y tradiciones de Olmedo.

Olmedo ha sido el telón de fondo de numerosos episodios históricos medievales, desde el paso de Pedro el Cruel huyendo de su esposa para volver a reunirse con María Padilla, hasta la batalla que venció el rey de Castilla y su ejército a los aragoneses, que abandonaron la villa aquella misma noche para pasar finalmente a pertenecer a la princesa que habría de ser Isabel la Católica.

La importancia que cobra Olmedo en aquella época se deduce del refrán ‘Quien señor de Castilla quiere ser a Olmedo de su parte a de tener’.

Un recorrido por el casco histórico nos muestra los edificios más emblemáticos de la localidad. Tomamos como punto de partida el Monasterio de la Concepción, convento fundado en el siglo XVI y habitado por monjas concepcionistas de clausura.

En su fachada se pueden distinguir varios elementos. La imagen central corresponde a la virgen con el niño, ambos están flanqueados en los laterales por dos santos franciscanos. Los escudos hacen referencia a los fundadores, el de los Velázquez y el de los Patiños. Este es el único monasterio que pervive en el antiguo barrio franciscano.

De los otros tres monasterios San Francisco, Santa Isabel de Jesús y Santa Isabel de la Cruz quedan solamente sus ruinas.

Al final de la calle de la Cruz, una alta torre destaca en la plaza de Santa María. La Iglesia de Santa María del Castillo es un templo gótico del siglo XVI construida en diferentes periodos históricos.

Fijándonos en su exterior distinguiremos tres portadas, en el lateral encontramos la más antigua bajo el pórtico, románica del siglo XII, una mudéjar situada a los pies de la iglesia de finales del siglo XIV y por último la portada actual del templo, un arco gótico tardío del siglo XVI.

En su interior sorprende un relicario de 49 bustos regalo del rey Felipe II al monasterio Gerónimo de la mejorada. El altar mayor es una obra del siglo XVI bajo la corriente plateresca. Mención especial merece el retablo al que circunda una sillería coral.

Dejando la iglesia de santa María a nuestra espalda nos dirigimos hacia el ayuntamiento y nos metemos a la derecha en la calle Marcos Salguero y por allí llegaremos a la preciosa Plaza Mayor, porticada y de planta irregular que fue el centro de la vida pública de la villa.

Sus soportales albergaron desde siempre a tiendas y tenderos. En ella se celebraba por privilegio real mercado todos los viernes. Aquí se leían o vociferaban los pregones de todo tipo y aquí también se celebraban los festejos taurinos y juegos de cañas.

Con motivo de estos eventos los vecinos del recinto alquilaban sus ventanas. Mención especial de esta plaza merece entre otros el escudo de la villa que se encuentra colocado en el suelo, en el centro del pequeño parque situado a la izquierda de la plaza.

En un extremo de la plaza se encuentra la Torre del Reloj o Chancillería. El edificio acoge actualmente la sala municipal de exposiciones y la biblioteca y en el pasado fue el lugar donde se dirimían en primera instancia los pleitos civiles y criminales entre los vecinos de la villa y su tierra.

En el otro extremo, el edificio con arcos constituye la Casa de la Villa. Este edificio siempre ocupó un solar en el lado sur de la plaza mayor. No se sabe con certeza si la primitiva casa consistorial se construyo a raíz de que los reyes católicos instaran en el año 1480 a los concejos del reino a que tuvieran casas donde reunirse.

La existencia de este edificio data de poco después de ese año. A finales del siglo XVII se encontraba en un estado deplorable por lo que se tuvo que proceder a su reconstrucción.

Pasando por debajo del primero de los arcos de la casa de la villa nos apresuraremos por la Calle Arco del Corregidor. Al fondo veremos una gran torre cuadrada, la de la Iglesia de san Andrés situada en la plaza del mismo nombre. Iglesia mudéjar del siglo XIII fue declarada monumento histórico artístico nacional en 1931.

Al llegar a la plaza lo primero que vemos es su cabecera semicircular que al exterior conforma su bello ábside, siguiendo las trazas constructivas y decorativas del mudéjar castellano. Posee una decoración de elegante sencillez.

Los ladrillos se disponen en forma horizontal y vertical formando una triple arquería ciega hecha en arcos de medio punto. La torre de dos cuerpos fue reformada en el siglo XVII. Frente a la iglesia se halla el Monasterio de Madre de Dios. En esta plaza podemos hacer un pequeño descanso bajo el viejo olmo que la preside y que es conocido como La Olma.

Dejando la torre a la derecha cruzaremos la Calle Buenavista para continuar por la Calle Cuatro Calles hasta llegar a la Calle de San Miguel que cogemos a la derecha para ascender al arco del mismo nombre. A través del Arco de San Miguel se percibe un esplendoroso pasado.

Debido a la organización de la repoblación se decide amurallar las cabeceras de las comunidades de Villa y Tierra y así es como surgió este recinto amurallado entorno al viejo núcleo olmedano.

Como nota curiosa, es en ésta época medieval cuando Olmedo recibe su denominación de villa de los siete sietes pues poseía siete pueblos, siete arcos de entrada, siete iglesias, siete conventos, siete plazas, siete caños o fuentes y siete casas nobles.

A escasos metros del arco se encuentra la Iglesia de San Miguel. Nada más entrar en el templo se observa su hermosa perspectiva. En la nave del evangelio encontramos un magnífico sepulcro en el que se hace patente la convivencia de tres culturas, la islámica, la judía y la cristiana.

Las escaleras bajo el altar dan acceso a la cripta de la Virgen de la Soterraña, lugar destinado a la patrona de Olmedo y su comunidad de villa y tierra. Dentro de esta cripta de planta octogonal resalta la riqueza ornamental de su cúpula.

Los frescos que decoran esta estancia tienen como tema iconográfico a personajes del antiguo testamento. En el centro, presidido de la escultura del siglo XIII de la Virgen de Soterraña, hallamos el retablo principal perteneciente al siglo XVIII.

En las capillas laterales cobijan dos bellos retablos realizados por Lucas Jordán, el de la izquierda está dedicado a San Bartolomé y el de la derecha a San Jerónimo.

Saliendo hacia la izquierda y bordeando las murallas llegamos a la Avda. 10 de Octubre donde encontramos la Casa de los Davila, convertida actualmente en farmacia. Palacio renacentista del siglo XVI en el que destacan las pequeñas figurillas en las que se aprecia una dama y un caballero ataviados con ropajes medievales.

Tomando la primera calle a la izquierda, la Calle del Hospital, llegamos a la Plaza de San Julián donde se encuentra el Palacio y el Monumento al Caballero de Olmedo. El mejor embajador que Olmedo ha tenido y tendrá, y que no es otro que el genial escritor Don Félix de Lope de Vega, inmortalizó al Caballero de Olmedo en su obra teatral que relata los amores de Doña Inés y Don Alonso.

El Palacio Caballero de Olmedo es un museo único y sin precedentes, que ofrece al visitante la posibilidad de vivir, en primera persona, la aventura del saber. Una visita lúdica sensorial y emocional a través de Castilla, Olmedo, el Siglo de Oro, El teatro y Lope de Vega.

Nuestra próxima cita será el Convento de la Merced. En el camino observamos el claustro del convento a la derecha. La bella arcada románica se descubrió durante las restauraciones del convento en los años 80.

Su iglesia barroca y el convento se reconstruyeron sobre el antiguo edificio en la primera mitad del siglo XVIII, conservándose del anterior la portada de piedra renacentista. Este edificio es actualmente la sede del Ayuntamiento de Olmedo y el Centro de Artes Escénicas del municipio.

Para finalizar el recorrido por esta bella localidad visitaremos la Fuente del Caño Nuevo y el Antiguo Lavadero, uno de los pocos ejemplares que aún perviven en la provincia de Valladolid.

Si tenemos la posibilidad, merece la pena acercarse a visitar el Parque Temático Mudéjar.

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