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Quintana del Castillo

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Ruta de las Omañas a Villameca - León

Comarca: Cuatro Valles - Cantábrica Leonesa

Las Omañas - San Martín de la Falamosa - La Utrera - La Garandilla - Escuredo - San Feliz de las Lavanderas - Quintana del Castillo - Villameca

Esta ruta une, en un serpenteante recorrido, la frontera entre las comarcas de Omaña y La Cepeda, al sur de los Cuatro Valles.

Desde Las Omañas, localidad próxima a la antigua explotación aurífera romana de Las Miédolas, el camino discurre inicialmente hacia el noroeste, paralelo al río que da nombre a la comarca.

Se encontrará primero con típicos poblados de montaña como San Martín de la Falamosa y, saltando el cauce hacia la margen derecha, el pequeño núcleo de La Utrera. Son sitios peculiares, tan perennes como cambiantes, rebosantes de vida joven en verano, remansos de paz en invierno, donde el caminante encontrará siempre un banco de madera donde oír las viejas historias que se cuentan en los valles, a la sombra del verde intenso de sus árboles.

La primera gran parada se alcanza en La Garandilla, con panorámicas de los montes y senderos dignos de ser recorridos, que se internan subrepticiamente entre los bosques para desembocar sin previo aviso en las orillas del Omaña. Además, puede degustarse aquí una suculenta Sopa de truchas muy característica, que sabe especialmente bien si los peces provienen de sus arroyos cercanos.

Retrocediendo hacia el cruce del camino provincial con la LE-451, se coge el desvío hacia el sudoeste, en dirección a Escuredo, adentrándose en La Cepeda. Se aprecia entonces un paisaje de pinos, castaños y robles elevándose entre las lavandas y las retamas que tiñen los suelos con sus tonos morados y amarillos.

Así se llega a San Feliz de las Lavanderas, un enclave emblemático donde se conserva un interesante conjunto de edificaciones, incluyendo la Iglesia, en cuya portada se aprecia su antiguo vínculo con la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén.

Más adelante se arriba a la cabeza del municipio, Quintana del Castillo. Si bien su nombre remite a una fortaleza medieval, apenas se vislumbran unas pocas ruinas de aquel pasado marcial. No obstante, posee aún el encanto de su antigua y restaurada Iglesia de piedra, y desde sus vistas ya se atisba la costa oriental del Embalse de Villameca.

Dicho pantano toma su nombre de la localidad de Villameca, final del recorrido, desde donde puede disfrutarse su magnífico entorno con las posibilidades que brindan las aguas atrapadas por el hombre.

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