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Qué ver en Arenas de San Pedro - Ávila

Comarca: Valle del Tiétar

Arenas de San Pedro

En este paseo por Arenas de San Pedro visitaremos los lugares más interesantes que alberga esta histórica localidad situada en la vertiente Sur de la Sierra de Gredos, en la comarca natural del Valle del Tiétar.

Por su clima benigno, Arenas de San Pedro ha contado con el beneplácito de la nobleza y el clero. Desde los primeros albores del núcleo, fue el Convento de San Agustín el primer asentamiento, ubicado en la zona que conocemos como el Alto de San Agustín (queda constancia del paso de Fray Luis de León como novicio); fue incendiado y destruido en la Guerra  de la Independencia.

Con sus piedras se construyó el actual edificio junto al Castillo, donde se encuentran Correos y los Juzgados. Dichas personalidades han dejado edificios históricos de reconocida belleza, como huella de su paso por Arenas de San Pedro.

Castillo del Condestable Dávalos, también conocido como Castillo de Don Álvaro de Luna o de la Triste Condesa, se construye bajo los auspicios del buen condestable Ruy López Dávalos (Úbeda 1357 - Valencia 1428).

Incendiado el Castillo durante las diferentes guerras, se conserva (con trabajo de restauración) gran parte del mismo. Sirvió de prisión y de cementerio. Ahora es Auditorio municipal, Museo y Sala de exposiciones y congresos, fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1931. Historia del Castillo»

HISTORIA DEL CASTILLO - ARENAS DE SAN PEDRO

El condestable Dávalos consiguió la segregación de las aldeas del Valle del Tiétar del Alfoz de Ávila en 1393 y poco después, en 1395, alcanzó la gracia de que pasasen a engrosar sus señoríos. Como muestra de su poder y para defensa del mismo mandó edificar un castillo fortaleza en la parte baja del pueblo, para aprovechar la proximidad del río como elemento defensivo. Se levantó con el esfuerzo del pueblo ya que el vecindario del Valle fue obligado a contribuir, además de con sus tributos económicos en dinero, con su esfuerzo personal y con la aportación de sus caballerías y carretas.

El impuesto seguía en pie incluso después de haber sido acabada la fortaleza, ya que hay documentos, en 1423, en los que aparecen las quejas de los vecinos por tener que pagar impuestos para la construcción de la fortaleza cuando estaba ya acabada.

La caída del poder del Condestable López Dávalos en 1423 permitió que el dominio señorial sobre Valle del Tiétar se fragmentase y, en vez de ser de un solo señor, pasase a manos de varios recayendo el señorío de Arenas en la familia de Pimentel, condes de Benavente; por el matrimonio de la condesa Doña Juana de Pimentel con Don Álvaro de Luna, el castillo se convirtió en una de las residencias importantes del matrimonio. Después de la muerte de Don Álvaro, la Triste Condesa (como se empezó a llamar Doña Juana) habitó· algún tiempo en el Castillo.

Fallecida doña Juana, pasó a ser propiedad de los Duques del Infantado. En 1461 nació en el castillo arenense don Diego Hurtado de Mendoza "el Grande", mecenas del Renacimiento.

Foco de resistencia en los conflictos bélicos ha sufrido los avatares de la historia. En el siglo XIX fue quemado varias veces -guerra de Independencia y durante la primera guerra carlista- y su patio convertido en cárcel y cementerio después.

Tras perder el uso militar, sus dueños rellenan la cava o foso, eliminan la cerca y el rastrillo y acondicionan las estancias palaciegas y de servicio, de manera que la casa fuerte pasó a residencia. Al norte se aportó un espacio urbano que durante siglos se llamó la Corredera y luego Plaza del Condestable Dávalos.

Fue cedido al Ayuntamiento en 1853 por el Duque de Pastrana. En 1931 fue catalogado como Monumento Histórico Artístico.

A lo largo de los años, el castillo ha tenido diferentes usos, pero decididamente a partir de los años 70 del pasado siglo, el patio de armas se viene utilizando como espacio mágico para actuaciones culturales y festivas.

Tiene una planta cuadrada con torreones circulares y almenados en cada esquina y una torre del Homenaje, de planta rectangular, junto a la entrada principal, con sólidos matacanes y bellos ventanales góticos y mudéjares. En los lienzos laterales hay un estribo cuadrangular como torre barbacana. En el interior, como en la mayoría de los castillos, el patio de armas aparecía rodeado de las dependencias construidas; unas para cuadras y almacenes, cocinas, otras para estancias de los servidores; en la planta alta era donde residía la nobleza. Arquitectura del Castillo»

ARQUITECTURA DEL CASTILLO - ARENAS DE SAN PEDRO

La presencia de ventanas geminadas, enmarcadas algunas por un ajimez, especialmente en la torre del Homenaje, y los arcos de las crujías para sostener las bóvedas que quedan en pie muestran el carácter de obra de transición entre el románico y el gótico. Destaca el balcón saliente, fruto de la aportación a la obra de diferentes propietarios.

Con los años se fueron levantando casas adosadas a sus muros (hoy casi desaparecidas), rodeándolo, posiblemente debido a la pobreza, que incitaría a aprovechar un buen muro de piedra ya levantado.

Rehabilitada (29 de Julio de 2006) su Torre del Homenaje (convertida en museo y sala de exposiciones y congresos) y Adarve, se oferta la visita al público de las estancias recargadas de historia y, desde el recorrido del pasillo de la ronda o adarve,· se otean vistas espectaculares e inolvidables de las ciudad de Arenas, su pinareda densa y la altiva serranía de Gredos.

En el espacio interior que forman los grandes muros se ha instalado un graderío y un amplio escenario para la realización de actos culturales veraniegos.

Palacio Real de Don Luis de Borbón y Farnesio El Infante Don Luis Antonio de Borbón mandó edificar este palacio al arquitecto Ventura Rodríguez (1780) en el alto de la Mosquera. A causa de la muerte del infante se levantó sólo el ala este, en donde habitó. Destaca la fachada principal con su pórtico granítico de seis columnas dóricas adosadas. Palacio Real»

PALACIO REAL - ARENAS DE SAN PEDRO

El diseño del palacio, en un principio encargado a Ventura Rodríguez, es obra de los hermanos Diego e Ignacio Thomas, aunque luego consta como arquitecto, cuando se edifica Mateo Guill. Se inicia la construcción en 1779 y, en 1783, se recorta la edificación del proyecto, aunque es posible que se pensase en una pronta continuación pues en vez de rematar los extremos quedan visibles, como están aún hoy día, los puntos dejados para engarzar una parte con la otra.

El palacio se caracteriza por tener, en su diseño, estructura neoclásica en la que la simetría es un elemento fundamental. La obra quedó inacabada por lo que se puede contemplar es una parte de la totalidad que apenas supera la mitad de lo proyectado puesto que de los 3086 m2 sólo se construyeron 1844 m2.

La masa arquitectónica que se pensaba levantar tendría una planta rectangular con torreones en cada una de las cuatro esquinas; por estar inacabado el edificio solamente se pueden contemplar dos de ellos.

La fachada principal estaría formada por un gran lienzo en el que se distribuirían de forma simétrica los vanos a partir de un eje que se formaría en la mitad de la puerta. Esta tiene un pórtico protector que sostiene un gran balcón con balaustrada sostenido por sólidos lienzos junto a los que se adosan seis grandes columnas dóricas; el pórtico consta de un gran arco semicircular en el centro y de dos vanos rectangulares en los laterales; sobre ellos un vano circular. En el centro, en correspondencia con el arco, hay una gran puerta de arco de medio punto; junto a la puerta principal hay otras dos, adinteladas, más pequeñas.

La entrada da acceso a un gran vestíbulo cuya techumbre está sostenida por grandes pilares cuadrangulares; de la zona central arranca una gran escalinata de piedra sobre la que colgaba una gran lámpara.

En la planta central están los grandes aposentos, estancias y la capilla, pues era la parte más noble, mientras que en la alta se edifica para vivienda de la servidumbre de acuerdo con los usos de los palacios, concretamente del Real de Madrid, con el que tiene cierta semejanza. Una parte de las dependencias se vuelcan hacia el exterior y otras se organizan en torno a un patio -al estar sin acabar la construcción falta otro- que ilumina las estancias y, con su fuente, da quietud a la vivienda.

Da más realce al palacio la situación sobre una amplia explanada en lo alto de Las Mosquera que permitía tener tanto un jardín delante de la mansión como zonas campestres para los animales domésticos entre los que destacaban los caballos indispensables para los tiros de los carruajes. Para animales y sirvientes de más baja categoría mandó edificar también la Casa de Oficios un poco retirada del palacio.

Por su ubicación, desde él se contempla una amplia panorámica hacia el sur, en primer término todo el caserío urbano del pueblo, y, por la parte de atrás las bravías crestas serranas y los verdes pinares que tanta atracción ejercían sobre el Infante por ser sumamente aficionado a la caza.

El carácter ilustrado del Infante le permitió poseer una excelente biblioteca, un gabinete de Ciencias Naturales y una notable pinacoteca; de acuerdo con la importancia de la pintura como medio para pasar a la posteriodad, hizo venir a Francisco de Goya en los veranos del 83 y del 84 para retratar a los miembros de la familia tanto de forma individual como colectiva en un cuadro de grandes proporciones (2,48 X 3,30 m.) como es La familia del Infante Don Luis, cuadro que actualmente pertenece a la Fundación Magnani Roca, de Parma, Italia. También pintó el Retrato de Dª Mª Teresa de Villábriga y el Retrato del Infante.

Por su afición a la música tenía una orquesta de cámara al frente de la cual estuvo Luigi Boccherini. En los 9 años que estuvo, el compositor italiano compondrá la mayoría de su peculiar colección de quintetos de cuerda con dos violoncelos, así como numerosos cuartetos, sinfonías, tríos, etc., una primera versión de su Stabat Mater y 9 Villancicos.

Se conoce como Santuario de San Pedro de Alcántara al último convento que erigió el santo extremeño; fue en un sitio apartado del término arenense en el que había una ermita dedicada a San Andrés del Monte, junto a la cual, fray Pedro de Alcántara mandó edificar un pequeño convento para que los frailes se dedicasen a la contemplación y a la vida de penitencia dentro de la línea de ascetismo que él propugnaba entre los miembros de su Orden. Santuario de San Pedro»

SANTUARIO DE SAN PEDRO - ARENAS DE SAN PEDRO

La pronta muerte del fundador, que ocurrió en la Enfermería que entonces existía en Arenas cambió el destino que el fraile extremeño había trazado para este convento y lo convirtió en centro de devoción, no sólo de los naturales del Valle del Tiétar, sino de personas de muy distinta clase social que acudían de los lugares más apartados de España.

A 3 kilómetros de Arenas, se llega siguiendo el cauce del río Avellaneda. A 250 metros antes de llegar, una cruz de piedra, señala, según la leyenda, la impronta dejada por la mano de San Pedro, tras un alto en el camino.

En el siglo XVIII, con la ayuda de Carlos III y sobre planos de Ventura Rodríguez, se levanta el complejo alcantarino que ha llegado hasta nuestros días. Especial interés puso en el trazado de la Capilla Real, edificada de nueva planta. Es de planta octogonal con pilastras de mármol que sostienen una cornisa sobre la que descansa una majestuosa cúpula con linterna.

Además de los cuatro ventanales de la linterna, contribuyen a la iluminación del sacro espacio cuatro ojos de buey que, en la parte inferior, rompen la solidez de la cúpula. Para que ésta adquiera mayor gracia, el artista diseñó cuatro franjas de rosetones en relieve con motivos vegetales que, si bien son simétricos en sentido decreciente, para cada uno de ellos ideó el artista una forma distinta. La generosidad de los fieles ha permitido una riqueza tanto en lo ornamental como en lo constructivo.

En el altar mayor se representa la apoteosis del Santo en su ascensión a los cielos. Es un magnífico bajo relieve, también marmóreo, de grandes dimensiones (6,50 de alto por 3 de ancho) que fue realizado por Francisco Gutiérrez en 1773. A la altura del altar esta la urna, de pórfido, que guarda los restos de San Pedro de Alcántara que parecen protegidos por dos grandes figuras vigilantes, de alabastro, que simbolizan la Fe y la Esperanza.

En 1972 fue declarado Monumento histórico-artístico nacional. El convento-santuario alberga varios museos: Sacristía, Sala Alcantarina, Claustros, museo franciscano de Arte Sacro.

La fe en el poder taumatúrgico del Santo ha sido tal que desde su construcción el santuario ha sido centro de peregrinación tanto de los nobles como de la gente sencilla; el 19 de octubre, acuden hombres, mujeres y niños, tanto de Arenas como de los pueblos cercanos sin olvidar a muchos que se desplazan desde La Vera y, sobre todo, de la campana de Oropesa, donde también residió el santo; lo hacen para cantar lo loores del Santo y sacar su estatua en procesión por el campillo. Hoy como ayer, la gente conoce sus milagros y acude, cada día, a invocar su ayuda en las necesidades.

Después, para conocer mejor la vida del Santo, muchos peregrinos visitan el Museo Alcantarino en el que se guardan una serie de documentos de muy diverso carácter relacionados con la vida y la época en la que vivió San Pedro de Alcántara.

La Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción es una amplia iglesia situada en el centro del municipio, junto a la plaza del Ayuntamiento. Se levantó por orden de Don Ruy López Dávalos, primer señor de Arenas, a finales del siglo XIV en estilo gótico, aunque posteriores intervenciones fueron modificando a la vez que enriqueciendo su estructura inicial.

En su exterior lo más llamativo es la Torre, de planta cuadrangular, de carácter renacentista; situada a los pies de la iglesia está formada por varios cuerpos de diversas proporciones, toda ella de piedra labrada. Sus autores fueron Lucas Giraldo y Juan Rodríguez quienes dieron vivacidad a una construcción anterior. Nuestra Sra. de la Asución»

IGLESIA NTRA. SRA. DE LA ASUNCIÓN - ARENAS DE SAN PEDRO

Junto a la torre, hasta la mitad de ella, se eleva un cuerpo circular por el que se accede a ella por una escalera de caracol; ésta luego se incrusta en los cuerpos superiores y se manifiesta en una graciosa media circunferencia exenta en el lateral del poniente que asciende hasta el tejado. En cada cuerpo hay tres vanos laterales, de arco de medio punto abocinado. En el cuerpo superior, en cambio, hay, en cada lateral, dos vanos mucho mayores que los de los cuerpos inferiores, excepto en el que emerge la escalera que sólo tiene uno; su misión es la de servir para anclar las campanas.

El tejado está rematado en su parte exterior por una balaustrada con pináculos en las esquinas y en el centro; todos ellos están rematados por cuerpos piramidales. Sus muros de piedra labrada encierran, con su adusta austeridad, un espacio de tres naves góticas sostenidas por pilastras góticas, seis exentas en el centro y seis adosadas a los muros. En la parte superior se unen, en un capitel de bolas, los nervios que soportan las bóvedas ojivales.

La capilla mayor, la que corona la nave central, no es muy grande, pero es de carácter abovedado. Destacan la talla de la patrona de la localidad, la Virgen del Pilar de Arenas, del siglo XIV; una custodia de plata realizada en el siglo XVI; un crucifijo del XVI. En la cabecera hay un friso de cerámica de Juan Ruiz de Luna mandado hacer en el siglo XX por el párraco don Marcelo Gómez Matías en el que se representa el santoral abulense. En el lado de la Epístola están los Confesores -como San Pedro de Alcántara, Santa Teresa, San Juan de la cruz...- y en el del Evangelio los Mártires, entre los que destacan San Segundo, Vicente, Cristeta y San Pedro Bautista, natural del cercano San Esteban del Valle.

El frontis está cubierto por una pintura mural obra del insigne Martínez Vázquez en la que se representa la aparición de la Virgen del Pilar, patrona del pueblo, a Santiago Apóstol. Por estar la iglesia dedicada a Ntra. Sra. de la Asunción hay un lienzo en el altar mayor que entronca con la escuela de Murillo. También es de corte renacentista la sillería de esta capilla y un crucifijo del siglo XVI. Sin embargo, hay un templete que es de carácter isabelino.

En las cabeceras de las naves laterales, cerradas por lienzos rectangulares, hay sendos altares, uno dedicado a S. Pedro de Alcántara y otro a la Virgen del Pilar; en cada uno de ellos sobresalen los frescos del frontispicio, que fueron pintados por el dominico P. Ibáñez, en 1966. En uno de ellos aparece la Transverberación de Santa Teresa y en el otro se representa la impresión de las llagas de San Francisco de Asís.

En la iglesia sobresale, además, un artístico púlpito de carácter renacentista. En la parte de atrás hay coro alto y bajo, cerrado el inferior por rica verja. El órgano aparece enmarcado por un par de ángeles.

La Cruz del Mentidero está situada en la rotonda del castillo junto al puente dirección Guisando-El Hornillo y El Arenal. Es cruz juradera y testigo mudo de contratos en las jornadas de ferias ganaderas. Reconstruida recientemente, aún conserva gran parte de su estructura original.

Hospital de San Bartolomé Se encuentra junto a la Parroquia, en la plaza de Isabel la Católica. Fue la propia Reina quien lo financió para que los lugareños no estuvieran expuestos a los peligros de las carreteras y los fríos invernales, y pudieran recibir la asistencia sanitaria que buscaban en la capital. Se conserva su portada gótica; Hoy es sede de Cruz Roja.

La Plazuela de las Monjas Agustinas es una plaza emblemática de Arenas, recientemente restaurada. Se conserva la iglesia -actualmente Iglesia de San Juan Bautista- del derruido Convento de las Madres Agustinas.

Lo habitaron a partir de 1509 las Agustinas Recoletas, las Carmelitas un siglo después, para volver las madres Agustinas hasta el año 1809, en que los franceses, tras saquearlo, lo incendiaron como ocurrió prácticamente con toda la población de Arenas. Actualmente se venera en esta iglesia la imagen del Cristo de Medinaceli.

Existían diversas ermitas de las que solamente permanece, en la actualidad, la Ermita del Cristo de los Regajales, situada en la calle Carrellana, en el arranque del antiguo camino de Sabina que conducía a Ramacastañas y Talavera. Su carácter gótico lo revelan cuatro chapiteles rematados con pináculos y los arcos helicoidales. Rehabilitada en 1981, espacio abierto por los laterales y los pies, aunque delimitado por verjas. Esta apertura permite ver al transeúnte la efigie que se guarda en ella.

Por su situación, su finalidad era la de permitir a los caminantes que hiciesen, frente a ella, las oraciones imprecatorias cuando emprendían los viajes y las de agradecimiento por la feliz tornada. No quedan rastros de su antigua dedicatoria a San Sebastián, pues solamente hay una imagen del Crucificado al que estaba dedicada la ermita, de ahí su nombre.

Puente Aquelcabos Aunque algunos letreros lo denominan "puente romano", se trata de un puente medieval formado por un gran arco central y otros laterales más pequeños. Es el puente más antiguo y es conocido como el de Aquelcabos. Tuvo que erigirse entre los siglos XIV y XV, al pasar la villa a tener carácter señorial pues, como se cobraba pontazgo, era una fuente de ingresos para el señor al tiempo que facilitaba la conducción de los rebaños trashumantes hacia el puerto del Peón o del Arenal.

Recientemente se ha construido un bonito Mirador de madera desde el que se pueden ver el puente y su entorno. Por la noche se ha dispuesto de iluminación.

Grutas del Águila Las grutas de formación caliza cristalina, probablemente de origen marino, y que quedaron aisladas en una zona granítica mucho más joven, se remontan a unos 50 millones de años. Ubicadas a 9 kilómetros del casco urbano y a 3 kilómetros de Ramacastañas, lugar en el que se toma la carretera que conduce hasta ellas.

Se hallan bajo un cerro testigo cuya osamenta pétrea fue incapaz de arrastrar el agua, al hundirse la fosa del Tiétar. La iluminación de que se ha dotado a estas Cuevas del Águila las convierte en una de las más sorprendentes maravillas de España. Grutas del Águila»

LAS GRUTAS DEL ÁGUILA - ARENAS DE SAN PEDRO

Fueron descubiertas la noche del día 24 de diciembre de 1963 y se inauguraron oficialmente al público el 18 de julio de 1964.

Las cuevas están formadas por varias naves, de forma irregular y su altura, en la principal, alcanza los 20 metros en el punto más elevado de su bóveda. Su estado natural ha sido levemente trasformado para una cómoda visita.

Más de un kilómetro de recorrido ha sido pavimentado salvando los desniveles con escalones y, aquí y allá, en puntos estratégicos, se ha colocado una iluminación que, con diversas tonalidades, en contraste de luces y sombras, realza ese conjunto de estalactitas y estalagmitas que forman grupos escultóricos singulares con la peculiaridad de que, acaso, sea el paraje de esta clase más vivo, puesto que en otras, más conocidas, la sequedad del suelo detuvo hace siglos el proceso de transformación de las cuevas.

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